Opinion | 06 Dic En recordación de uno de los peores desastres industriales del mundo causado por la fuga de gas metil isocianato en la fábrica de productos fitosanitarios de la empresa norteamericana Union Carbide en Bhopal, India, en diciembre de 1984, se conmemoró recientemente el “Día internacional por el no uso de agrotóxicos”, con un llamado a frenar el uso de plaguicidas altamente peligrosos.
La tragedia que causó miles de muertes y lesionados por sustancias químicas, muchas de las cuales dieron lugar a una incapacidad permanente total o parcial hizo que más de 400 organizaciones miembros de la Red de Acción en Plaguicidas, PAN Internacional (Pesticide Action Network) adoptaran este día para realizar apariciones públicas y concientización sobre el peligro de químicos de uso agrícola peligrosos para la salud humana y el ambiente. El accidente podría haber servido para alertar sobre los impactos negativos que tienen estas sustancias, pero después de más de 30 años, está comprobado que no fue así.
Lo único que se ha logrado es que países como los de la Unión Europea hayan prohibido el uso de algunos productos específicos; sin embargo en otros, como el nuestro, se siguen utilizando ampliamente sustancias como el endosulfán, malatión, carbofurán entre otras que tienen su uso rigurosamente restringido en la Unión Europea.
En la última década, Uruguay ha experimentado un aumento sustancial en el uso de fitosanitarios debido al crecimiento de los monocultivos, como la soja, mientras los impactos negativos en el ambiente se vienen detectando desde hace años, tales como mortandad de animales, contaminación del agua e intoxicación de trabajadores y poblaciones expuestas.
En Paysandú han registrado cursos de agua afectados por conductas irresponsables en el manejo de envases de agroquímicos, a la vez que han sido encontrados rastros de endosulfán en análisis de peces capturados vivos en el río Uruguay, en un marco de un aumento de sensibilización y preocupación social luego de hechos como la aparición de 50 latas de 20 litros con restos de endosulfán en el basurero de Guichón, lo que dio lugar a la puesta en marcha de acciones policiales, judiciales y administrativas que, no obstante, no pudieron determinar la procedencia de dichos objetos.
En definitiva, en nuestro departamento así como en otros del país el impacto de los agroquímicos, es real. Y no aparecen soluciones a la vista para estos problemas. Es más, el país ni siquiera tiene todavía un vertedero para residuos peligrosos, lo que es un contrasentido con la imagen de Uruguay Natural a la que también apostamos.