Opinion | 10 Dic Recientemente autoridades del Censo 2011 concurrieron a la Comisión de Hacienda de la Cámara de Representantes para explicar las razones del retraso en el relevamiento poblacional, instancia en la que quedó de relieve que los equipos tuvieron fallas y la conectividad no funcionó adecuadamente, pero el principal problema tuvo que ver con los recursos humanos, desde que la gente que se seleccionó no fue, “y otros aparecieron un tiempo”.
La directora técnica del Instituto Nacional de Estadística (INE), Laura Nalbarte, dijo en el Parlamento que el censo revelará que los uruguayos no somos menos que en el censo anterior, sino que vamos a ser algunos más. Nalbarte sostuvo que aún falta terminar el censo para tener datos definitivos, pero dijo que “menos no somos”. Después de su comparecencia, el INE emitió un comunicado en el que señala que en ningún momento se contradijo o se aseveró sobre las expresiones del presidente Mujica en torno a los datos del Censo 2011 que “no podemos decir hasta el momento si somos menos o somos más”.
Pero los legisladores que estuvieron en la instancia parlamentaria confirmaron que efectivamente la jerarca había afirmado que todavía no puede decirse si somos menos o más, por lo que salta inevitablemente la pregunta sobre las fuentes que dieron lugar a que el presidente José Mujica afirmara una y otra vez hasta hace pocos días que el Uruguay había perdido población, lo que lo llevó a formular una serie de reflexiones sobre la necesidad de aumentar los índices de procreación y buscar alternativas para revertir esta situación.
Lo que está bien, porque no implica mayores cambios en cuanto a la tendencia de envejecimiento poblacional que seamos algunos miles más o algunos miles menos. Pero sí denota que nuevamente el mandatario se ha precipitado en dar por ciertos datos que “compró” como fidedignos, cuando falta todavía incorporar el cuatro o cinco por ciento de la información que recién se está relevando, lo que denota por lo menos improvisación y apresuramiento sobre supuestos que luego no se confirman. Esto podría aceptarse en una charla de café, pero no en un comentario nada menos que del presidente de la República.