Paysandú, Domingo 18 de Diciembre de 2011
Opinion | 16 Dic De acuerdo a un estudio realizado por la consultora KPMG, sobre una encuesta efectuada en grandes empresas de nuestro país, aún cuando aumentaron las ventas registradas durante el último año y que hubo un ajuste de precios en la mayoría de las empresas uruguayas, los márgenes de ganancia se han visto afectados por el incremento en los costos de producción, sobre todo por el encarecimiento de la mano de obra en la mayoría de los sectores.
Igualmente, surge de esta encuesta que el año 2011 fue muy favorable para las empresas nacionales en materia de ventas, en especial las realizadas en el mercado interno, en tanto también presentaron un fuerte dinamismo hacia la región, con un crecimiento del 51 por ciento en el caso del Brasil y del 46,8 por ciento con la Argentina.
Incluso en los precios en que se colocaron los productos hubo una mejora, desde que según el relevamiento de la consultora, el 87 por ciento de las empresas consultadas ajustaron al alza sus precios durante el último año, pero los mayores valores obtenidos no significaron una mayor rentabilidad, por cuanto hubo un crecimiento en costos que superó al de los mayores precios registrados.
Según los técnicos de KPMG, “el traslado de costos a los precios se dio de forma parcial. Las condiciones de mercado no permitieron ajustar todo lo que subieron los costos laborales y los insumos, y las empresas tuvieron que resignar sus márgenes”, de acuerdo a la información de El Observador.
Los datos revelan que del total de las empresas encuestadas, 54,3 por ciento registraron un deterioro de los márgenes de ganancia. Incluso 34,8 por ciento registró un deterioro de los beneficios a pesar de haber tenido un incremento de las ventas, lo que se explica fundamentalmente por mayores costos que tuvieron origen en el aspecto laboral. Es así que Rodrigo Ribeiro, socio de KPMG, subrayó que “los salarios crecieron por encima de la inflación y esa es una presión natural sobre los márgenes”.
Asimismo, el encarecimiento de la materia prima obligó al 42,9 por ciento de las empresas a corregir al alza los valores de los bienes y servicios producidos, a lo que se agrega la incidencia de los precios internacionales, la cotización del dólar y la suba de la energía, que incidió en un 16,5 por ciento en el período.
Estas grandes empresas comprenden emprendimientos donde la mano de obra tiene una repercusión significativa, por cierto, pero no debe perderse de vista que el país ha tenido en general un encarecimiento notorio de la producción, con los salarios a la cabeza, sobre todo en áreas donde existen gremios combativos, y los aumentos salariales han estado desde 2005 a la fecha muy por encima de la inflación.
Productores agropecuarios, empero, han advertido que en los últimos tres o cuatro años ha aumentado sustancialmente el costo en dólares de la hectárea de trigo, soja, cebada, maíz, y que los precios internacionales de esos commodities no han subido de la misma forma e incluso han tenido un descenso en el último período, lo que por lógica determina que se haya reducido sustancialmente el margen de rentabilidad.
Estos elementos, con variantes entre los respectivos sectores, mantienen el común denominador de ser una luz amarilla incluso en áreas en las que el Uruguay presenta ventajas comparativas para producir, lo que no es un tema menor, porque no estamos refiriéndonos solo a empresas con alto empleo de mano de obra, sino de producciones primarias en las que este factor tiene una incidencia menor.
Sin dudas es el denominado “costo país” el que está afectando la rentabilidad de las empresas, teniendo en cuenta que es un factor omnipresente, con una sumatoria de componentes que atenazan al sector privado, que es precisamente el motor de la economía y por ende el que genera riqueza y recicla recursos en el mercado interno. Pero la luz amarilla encendida indica que urge corregir los problemas, porque además no estamos solo con factores internos que nos condicionan, sino que vivimos en un escenario internacional convulsionado y pleno de incertidumbres, que no se dan solo en Europa, porque el efecto contagio está a la vuelta de la esquina.
A modo de ejemplo, el economista argentino Guillermo Calvo, quien se hizo presente en nuestro país para disertar sobre economía internacional, evaluó que Brasil “ya está casi en recesión”, por cuanto “los números mes a mes indican que su economía está aplanada y ya se veía venir la recesión. Hablando con gente de Wall Street, ellos piensan que lo de Brasil fue una burbuja de consumo. Y ese nivel de consumo no se podrá sostener y puede haber una transición con una recesión”.
Y si bien podría considerarse que estamos ante un análisis tremendista, no es menos cierto que esa evaluación recoge parte de la confusión e hipersensibilidad que existe en los mercados. Ello es indicativo de que la hora exige que nos preparemos para lo que nos depare el futuro, con prudencia, pragmatismo y dispuestos a sacrificios, llegado el caso, para no quedar encerrados por nuestra propia imprevisión.
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