Opinion | 12 Dic Hay una música de verano, programas de televisión de verano, novelas de verano y ciertamente también temas de verano. En la región, de uno y otro lado del río, el tema del verano es los problemas que se generan en el Área de Control Integrado (ACI) del puente internacional General José Gervasio Artigas.
Este año incluso antes que llegara enero se desató el primer gran problema en el ACI cuando miles de turistas provenientes de Argentina pusieron en jaque el adecuado funcionamiento del puesto de control fronterizo, lo que a su vez causó graves demoras de varias horas.
Indudablemente, es importante para la seguridad pública el control migratorio y aduanero en los puestos fronterizos, y es por eso que se lleva a cabo con rigurosidad en todo el mundo. Pero eso no implica aceptar la manera en que se lleva adelante, plena en desprolijidades, que nada tienen que ver con el personal actuante (aunque es el que se lleva los insultos, quejas y agravios) sino con decisiones “de arriba”.
Los inconvenientes son bien conocidos. Los sistemas de acceso de datos son diferentes e incompatibles en los dos países; hay una falta crónica de personal en Migraciones uruguaya; no hay disposición en agregar personal pues los picos de demanda son pocos y concentrados en el verano y feriados largos argentinos; el diseño actual de las casetas es obsoleto y carece de funcionalidad; no se pueden aplicar lectores de códigos de barra porque el documento uruguayo no puede ser leído (pese a que tiene código de barra) por ser impreso en baja calidad.
Saber los problemas es quizás la peor parte. Porque pese a que se conocen, no se han tomado los pasos adecuados para solucionar el problema. Pasan los veranos y los sufridos turistas argentinos siguen condenados a pasar horas a pleno sol pero no veraneando sino en condiciones inhóspitas. A nuestro modo tenemos nuestros “mojados”, los pobres que llegan al puente, casi una barrera más que un tendido facilitador, en días de alta demanda. Lo que debe importar es encontrar las soluciones. Lo diferente parece ser el interés del director de Asuntos Limítrofes de la Cancillería. A esto se suma el decidido apoyo a encontrar soluciones de los intendentes de la región, incluido el de Paysandú. No puede ser una tarea imposible, pues en muchos países se ha solucionado. Por ejemplo, si los días pico son tales y cuales, se podría enviar “en comisión” funcionarios de otras partes del país. No parece tan complejo. Y sería una solución concreta mientras se buscan las de fondo, como que los dos sistemas de acceso de datos sean compatibles, que los documentos nacionales puedan ser leídos por sistemas ópticos, la remodelación del ACI y por el estilo. Es tiempo de terminar con estos “mojados”, con las enormes filas, los rostros crispados y los comentarios plenos de furia.