Paysandú, Lunes 19 de Diciembre de 2011
Opinion | 19 Dic La cumbre del Mercosur que se celebrará este 20 de diciembre en Montevideo seguramente estará signada por los consabidos problemas del bloque, donde permanentemente se manifiestan las trabas en el relacionamiento comercial, por medidas de los dos grandes, fundamentalmente Argentina, para proteger determinados productos del ingreso de similares de la región.
A la vez, a estos inconvenientes se agrega la falta de funcionamiento en bloque hacia la extrarregión, porque desde un principio Brasil y Argentina –principalmente el primero-- se han opuesto a este tipo de negociaciones, al punto que prácticamente no se han firmado acuerdos interbloque --como ocurre entre otros tratados similares-- por falta de disposición de los socios grandes por hacer en el bloque lo que están en condiciones de hacer por su cuenta.
Pero últimamente Argentina ha agregado trabas a los acuerdos energéticos que nuestro país había alcanzado con Paraguay, a efectos del suministro de energía eléctrica, pues la nación guaraní tiene una potencia de generación por encima de sus necesidades de consumo y cuenta con excedentes que está vendiendo a Argentina y Brasil, a la vez de haber ofrecido esta posibilidad a Uruguay.
Es así que nuestro país y Paraguay alcanzaron un acuerdo para la importación de energía eléctrica hace más de un año, pero este intercambio no pudo concretarse durante todo 2011 debido a las trabas interpuestas por Argentina para permitir el pasaje por sus redes de transmisión de la energía paraguaya hacia territorio uruguayo.
Ello ha sido determinante para que Paraguay haya resuelto plantear en la cumbre de este martes el reclamo de que Argentina libere el paso de la energía de ese país hacia Uruguay, de acuerdo a lo manifestado en las últimas horas por el coordinador de la Comisión de Entes Binacionales Hidroeléctricos de la Cancillería, Ricardo Canese, luego de mantener una reunión con el presidente de su país, Fernando Lugo.
El diplomático paraguayo señaló que ya se han agotado todos los trámites técnicos y que “el Mercosur no puede ser solo un espacio para grandes discursos, sino que también tiene que ser solidario, y esta es una ocasión propicia”, a la vez de acotar que “solo falta la voluntad política argentina para demostrar nuestra solidaridad con el país hermano, que hoy soporta una grave escasez energética”.
Indicó asimismo que Paraguay tiene suficiente energía a bajo costo y que sin embargo Uruguay recibe en estos momentos altos precios de Brasil y Argentina, lo que ha quedado claramente de manifiesto en la información que dio cuenta El País, en el sentido de que UTE tuvo durante 2011 un sobrecosto energético de 121 millones de dólares, por el incremento registrado en ese período en el precio del barril de petróleo, en tanto los costos para atender la demanda se han incrementado sustancialmente en diciembre y ya en la primera quincena alcanzan los 66 millones de dólares.
Se da a la vez la paradoja de que mientras Argentina no autoriza el ingreso de la energía eléctrica paraguaya por sus líneas de transmisión hacia nuestro país, en cambio nos ha vendido electricidad a subido precio: más de 250 dólares el megavatio.
En cambio, durante la negociación que llevaran a cabo Uruguay y Paraguay se definió la paramétrica para el pago de la energía a importar, por la cual se había estimado un precio de unos 120 dólares por megavatio, lo que indica que durante este período --por el impedimento al transporte de la energía paraguaya-- Argentina sustituyó esas ventas a un valor que duplica el que pudimos haber pagado a Paraguay.
Precisamente nuestros vecinos pretendieron cobrar en un primer momento 48 dólares por megavatio por concepto de peaje por su red, para finalmente acordar con Paraguay llevarlo a catorce dólares. Pero el punto es que cualquiera fuera el precio del peaje, Argentina nunca terminó de autorizar la exportación de energía paraguaya a nuestro país, por lo que en períodos de déficit de generación, UTE ha seguido pagando el sobreprecio impuesto por el gobierno argentino a su energía, con fuertes costos adicionales para el organismo. Este, por su lado, durante muchos años, demasiados, ha tenido una política errática hacia la promoción de las energías alternativas, lo que ha constituido un grave error que recién en los últimos tiempos está reparando mediante licitaciones y llamados a incorporar generación con energías renovables.
Igualmente, aún con culpas propias, es evidente que el marco regional no es el más propicio para la integración energética, y con posturas como las de Argentina poco y nada bueno cabe esperar en el futuro inmediato, por más planteos que se formulen en un Mercosur que sigue presa de intereses sectoriales que han desdibujado los objetivos que se trazaron como leit motiv de su creación.
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