Opinion | 14 Dic El volumen de cargas transportadas por tren sigue cayendo año a año, como consecuencia del deterioro de las vías y el envejecimiento de su parque de tracción, pero seguramente este no es el único factor, y tiene mucho que ver el aspecto de la gestión en la esfera estatal y la estructura operativa del ente.
Pese a que desde hace años ha crecido la producción uruguaya en el área de los commodities, como los granos y la madera, el tren ha quedado al margen de este crecimiento. Sin embargo no hay lugar a dudas de que si en nuestro país el ferrocarril estuviera actualizado tecnológicamente, con suficientes recursos materiales y humanos y gestionado adecuadamente, el Uruguay contaría con una logística que lo estaría situando en la vanguardia regional a efectos de la extracción de materia prima desde los lugares de producción hacia los puertos de salida, significando una mayor competitividad y una posición envidiable para el desarrollo del transporte intermodal.
Pero la realidad es muy distinta, puesto que al encontrarse desde mediados del siglo pasado en manos estatales, no solo no se actualizó, sino que se rezagó tecnológicamente, y el Estado, como mal empresario que es, no invirtió en el mantenimiento y desarrollo de la red de vías férreas, como así tampoco en el parque de tracción y rodamiento.
Además el ente de los rieles fue destino de miles de promesas de trabajo, ocupando a miles de personas para las que no había ninguna función que lo justifique.
No puede extrañar entonces que estemos como estamos, con un tren que no transporta cargas ni pasajeros, y cuya presencia es meramente testimonial en áreas en las que debería ser decisivo para el transporte de la producción.
El Estado, como todos sabemos, no está en condiciones de volcar en su reestructura los cientos de millones de dólares que requiere como inversión para ponerlo a tono con los tiempos, por lo que potenciar el ferrocarril solo puede ser posible a través de la conjunción de esfuerzos público- privados, como se anunció en su momento durante la Administración Vázquez pero sin que al fin de cuentas se llegara a nada concreto. Fue así que el interés de grandes empresas agrícolas y forestales en participar en este emprendimiento conjunto se fueron diluyendo, porque las conversaciones iniciales, que fueron auspiciosas, quedaron luego interrumpidas por el gobierno, ante problemas internos en la coalición y la oposición sindical a la participación privada.
Según el Anuario Estadístico 2011 que publicó el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2010 el tren movilizó un millón 179.000 toneladas, 11 por ciento menos que en 2009 y 15 por ciento menos que en 2008, en tanto el presidente de AFE, Alejandro Arellano, adelantó al diario El País que para este año se prevé un nuevo descenso en la mercadería transportada. Paradójicamente esto sucede al mismo tiempo que el Producto Bruto Interno nacional y la producción de productos primarios se encuentran desde hace años creciendo a índices históricos.
Según el jerarca, hay “varias causas” que explican el descenso del transporte de mercaderías por el modo ferroviario y que por eso “se hace imperioso aplicar una reestructura operativa”.
La buena noticia, pese al valioso tiempo perdido todos esos años, es que la Presidencia de la República ya tiene prácticamente redactado el decreto que habilitará a AFE a asociarse con la Corporación Nacional para el Desarrollo para crear una nueva empresa ferroviaria pública que operará bajo el derecho privado, es decir una figura que se ha utilizado ya en otras áreas para eludir la burocracia estatal en la gestión.
Sin embargo la negociación con el gremio de funcionarios de AFE no ha prosperado y no puede esperarse ningún avance en este sentido porque el sindicato se opone a toda reforma que saque a la empresa de su actual estructura.
El desafío entonces es elevar las miras y buscar fórmulas para incorporar en la mayor medida posible a los privados directamente interesados en aprovechar este medio de transporte, que solo sirve en la medida que sea barato, eficiente y seguro, para potenciarlo como excelente instrumento que es en apoyo al desarrollo de la producción.