Nacionales | 16 Dic El incendio cercano a Punta del Diablo está “casi controlado”, informó el inspector mayor de Bomberos, Víctor Germán, jefe de servicios del interior del país, quien comentó que la situación había mejorado notoriamente en comparación con el panorama de la víspera. “Tenemos una situación más alentadora de la que había en los días anteriores, inclusive ayer cuando el fuego cruzó la ruta; ya está prácticamente resuelto. El asunto ahora es que no podemos bajar los brazos ni la vigilancia”, declaró Germán.
Para el control del incendio tuvieron especial incidencia dos elementos: la participación de aviones fumigadores actuando sobre los focos de incendio entre miércoles y jueves, y las lluvias de la víspera. Dos pilotos sanduceros tomaron parte del operativo, desde el aire Juan Daniel Chalking y en tierra, actuando en logística, Yuri Erochenko. Chalkling, a bordo de un Air Tractor 503, con 1.900 litros de capacidad de líquidos, una velocidad de 340 km/h y casi 1.300 kilómetros de performance llegó a la zona del siniestro en la mañana del miércoles y estuvo volando todo el día, volviendo al aire en la mañana de ayer. “Yo permanecí en tierra realizando tareas de logística, porque estamos en plena zafra de arroz y mi empresa, basada en La Coronilla, está trabajando a pleno”, dijo Erochenko al ser consultado por EL TELEGRAFO.
En tanto en el aire media docena de aeronaves de explotación agrícola, entre ellas las de Chalkling, Gustavo Marriaude de Progreso y Claudio Berriel de Río Branco, junto a tres helicópteros Huey, y dos aviones Cessna (estos últimos en tareas de logística desde el aire), trabajaron intensamente, realizando en forma “prácticamente ininterrumpida” vuelos. “Quedó demostrada la excelente performance de los aviones fumigadores en tareas de combate de incendios; si nos hubieran llamado antes seguramente este incendio no hubiera alcanzado estas dimensiones”, dijo Erochenko.
Los aviones usaron como pista de emergencia un tramo de la Ruta 9, lo que agregó desgaste a las ruedas de los aviones, que debieron operar en asfalto. Camiones de OSE de 30.000 litros, mediante bombas, estaban alistados para cargar los aviones, que luego volvían al aire. “Fue una tarea solidaria y honoraria. Ancap solamente puso el combustible y los pilotos se hicieron cargo de todo lo demás. Fue un gran trabajo, digno de un excelente equipo, que fue convocado y que no dudó en responder ante la emergencia”, agregó Erochenko.