Paysandú, Martes 27 de Diciembre de 2011
Opinion | 22 Dic Tanta insistencia para que Venezuela entre “a como de lugar” como socio pleno del Mercosur lleva rápidamente a investigar sobre los verdaderos objetivos de tal interés. En la reciente Cumbre de Montevideo, ante la imposibilidad de obviar los estatutos del bloque, que indican que todos los parlamentos de los países plenos deben ratificar el ingreso de un nuevo miembro, se ha creado un grupo de “alto nivel” para discutir alternativas para que Venezuela pueda ingresar, por la puerta del costado, la de atrás o igual a Papá Noel por la chimenea.
El país gobernado por Chávez no puede entrar al Mercosur porque el Parlamento paraguayo no ha aprobado su ingreso. Pero los presidentes del bloque coinciden en que entre, y por eso tratan de encontrar un camino diferente, aunque los estatutos no lo avalen.
Ahora bien, para Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay ¿en qué los beneficia el ingreso de Venezuela? Chávez ha impulsado un modelo importador en su país, desmantelando buena parte de la industria interna, a la que presiona con nacionalizaciones y expropiaciones. Por tanto, los países del Mercosur podrían estar en ventaja competitiva para ingresar sus productos a Venezuela. Particularmente Brasil, que actualmente tiene un sustancioso superávit comercial y muchas inversiones. Hay entonces un interés geopolítico, de hacer que Venezuela mire al sur, cuando tradicionalmente -en lo comercial- lo hace hacia Estados Unidos y el Caribe.
¿Y para Venezuela? ¿Qué ventajas tendría dentro del Mercosur? La industria venezolana no ve con buenos ojos esa posibilidad, porque no se ve preparada para competir, pero Chávez persigue claramente un juego político-ideológico, por encima de los intereses económicos.
No hay que olvidar la salida de Venezuela de la Comunidad Andina de Naciones, por lo que lo que busca Chávez al insistir con el Mercosur es no quedar tan alejado de los esquemas económicos internacionales, más allá de su fuerte discurso integracionista. Hay entonces un objetivo político que incluso se eleva por encima de los nacionales exportadores: Chávez busca agregar naciones que impulsen su modelo importador, aunque este -como coinciden todos los analistas- ha fracasado fronteras adentro. Chávez quiere hacer un tráfico de influencias, simple y sencillamente.
La presión de Venezuela (y la connivencia de Mujica, Fernández, Lugo y Rousseff) sin dudas puede dar un golpe mortal al Mercosur, si su entrada obedece a una solución jurídica que pase por alto los estatutos. Los costos resultantes no serán solo políticos, sino que repercutirán de manera permanente en los pueblos de las naciones fundadoras del bloque.
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