Opinion | 23 Dic Un hombre se suicidó después de un tiroteo con la policía tras verse acorralado luego del secuestro de una mujer. Era un rapiñero que causó pánico en la Terminal de Tres Cruces --abarrotada de gente por estos días-- al disparar contra efectivos policiales que procuraban detenerlo. En el enfrentamiento, hirió a dos de ellos, a un bombero y una niña pequeña que resultó rozada por una bala.
Según informaron medios capitalinos, el tiroteo en la terminal de ómnibus montevideana se produjo cuando el delincuente fue reconocido por una mujer que había sido víctima de una anterior rapiña. Alertó a una funcionaria policial que, cuando se acercó para detenerlo, no pudo evitar que el malviviente le sustrajera el arma reglamentaria. Dos policías y un bombero que se disponían a viajar en un ómnibus interdepartamental se percataron de la situación y concurrieron a ayudar a la funcionaria. Fue en ese momento que el rapiñero disparó en dirección de los uniformados. Fuera de la terminal, secuestró a una mujer de 28 años, que aguardaba en un auto a su cuñada que fue a entregar una encomienda.
Con la mujer como rehén el hombre cometió dos rapiñas más hasta que acorralado por la policía en la ruta Interbalnearia, arrojó a la mujer fuera desde su propio vehículo y luego detuvo la marcha para disparar contra la Policía, hasta que decidió suicidarse.
Otro hombre aún se recupera de una grave herida de bala producida mientras trabajaba como guardia de seguridad en un supermercado, que fue atracado por cuatro encapuchados que redujeron a otras tres personas, mientras se estima que unos trescientos clientes realizaban compras en el lugar.
Estas cosas no pasaban antes en Uruguay pero, lamentablemente se están volviendo cada vez más frecuentes. Los antes citados son sólo dos de los últimos hechos de violencia ocurridos en la capital del país mientras el gobierno continúa diciendo que la inseguridad es sólo una sensación térmica y algo que los políticos de la oposición utilizan para opacar los éxitos de la actual administración. Habría que preguntarles a cada uno de los heridos, incluso a la niña, o mejor, a la mujer que seguramente aún está en shock sin saber por qué fue secuestrada, qué opinan.