Paysandú, Jueves 29 de Diciembre de 2011
Nacionales | 26 Dic Otra vez...
Otra vez la pelotita en la casa del vecino: el Ejecutivo volvió a criticar la labor de los medios de comunicación uruguayos y en la revista “Políticas”, que edita Presidencia de la República publicó un editorial en el que acusa a la prensa de “demonizar” a la parte del gobierno que incluye al presidente José Mujica en contrapartida al equipo económico, al que se califica en forma habitual de “bueno y prolijo”.
“Al parecer, la moda de la demonización se coló en las redacciones e insisten: el equipo económico es bueno y prolijo, mientras que la otra parte del gobierno (donde estaría Mujica) es mala e inconsistente. Como no encaja en el esquema diabólico, poco se valora que el presidente haya resuelto la crisis con Argentina en temas clave como el dragado de Martín García. Como tampoco encaja en las categorías de buenos y malos que el presidente –su gobierno-- haya superado la folclórica guerra de las patentes acordando con todos los gobernantes departamentales; no existe o se minimiza”, dice el editorial.
“Sorprende que no se conozcan análisis sobre el foso que se abrió entre los principales dirigentes partidarios y los intendentes respectivos. Hay un nuevo tiempo político en la relación capital-Interior, en la administración de recursos centrales, en el estilo del diálogo, notoriamente más horizontal, pero parece que para los comentaristas no resulta novedoso o de interés”, agrega.
“Muchos siguen considerando los supuestos ‘problemas de gobernabilidad’ por diferencias sobre algunos instrumentos de la política tributaria, pero no se dan por enterados de los acuerdos en el curso principal del gobierno: el presupuesto y el conjunto de las políticas, en la cuestión monetaria, y en los grandes lineamientos de aplicación de recursos o, como se decía, en el notorio ejercicio de gobernabilidad --respetuosa, coloquial, trabajada-- que representaron los acuerdos de Anchorena con los jefes comunales”, dice el editorial.
“Un tema clave”
La columna agrega que en el segundo encuentro de Anchorena entre presidente e intendentes se resolvió un tema clave para los gobiernos departamentales, pero aún más importante para las personas que viven en las 19 circunscripciones políticas. “La determinación del sistema nacional de alumbrado público es un acuerdo político histórico. Implica tres resoluciones: pone fin, ni más ni menos, a las deudas de las intendencias (cuyo origen determinante fue la diferencia entre la tasa de alumbrado que cobraban y los costos del consumo), genera un subsidio a partir de la gestión de UTE para mejorar eficiencia energética y habilita una mayor iluminación de utilidad pública”.
“El problema de la patente tiene más fama, alcanza a sectores más pudientes e influyentes, pero el alumbrado público hace a la calidad de vida de las poblaciones más humildes y su trascendencia es enorme. En esa resolución hay una decisión económica de fondo, de cambio radical, de sur a norte y no al revés, como venía históricamente”, añade.
Afinidades
“No hay nada parecido a un acompañamiento” de la política exterior del Frente Amplio, en especial la de este período, pero también “hay muy pocas continuidades con lo que fue tradicionalmente la política exterior de Uruguay”, dijo el ex canciller Sergio Abreu (Partido Nacional) en un extenso artículo publicado por El Observador, que consultó a diferentes ex cancilleres para que opinaran sobre la política exterior del gobierno de Mujica. El actual senador opinó que el gobierno tomó decisiones por “afinidades ideológicas y hasta psicológicas y personales del presidente”.
“En materia de política exterior, como en muchas otras cosas, tienen una visión de derechos humanos distinta de los izquierdos humanos”, ironizó.
“Dice que defienden el principio de no intervención para el caso del régimen cubano pero aceptan acciones beligerantes que realiza el gobierno venezolano”.
Abreu calificó el estilo de dirigir la política exterior de Mujica de “anárquico sentimental” y, junto con la Cancillería, de ejercer un modelo más radical −en comparación con el de Vázquez−, más contradictorio e improvisado.
“El Consejo de Ministros está más cerca de ser un condominio que discute los gastos comunes del apartamento que un órgano de conducción”, sostuvo.
El riesgo de que la política exterior de Uruguay esté fundada en afinidades ideológicas o personales es que Uruguay caiga en un vacío regional, estimó Abreu. “Uruguay tiene que definir qué va a ser: si va a ser un país bisagra, o va a ser Gibraltar; si va a ser una conexión, o va a quedar colgado”, señaló.
Didier Opertti, quien fue canciller entre 2000 y 2005, también apuntó que el actual gobierno ignoró el principio de la solución pacífica de controversias y promovió la derogación de la ley de Caducidad. “El concepto de política de Estado sí existe, pero no existe el cuidado de mantenerlo”, dijo.
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