Paysandú, Viernes 30 de Diciembre de 2011
Nacionales | 26 Dic La Oficina de Retorno y Bienvenida (ORB) del Ministerio de Relaciones Exteriores anunció que en 2011 unos 4.000 uruguayos radicados en el exterior regresaron a Uruguay, aprovechando el mejor momento de la economía nacional y escapando de la crisis internacional. El PBI de nuestro país viene en crecimiento desde 2005; en 2010 creció un 8,5% y, según los últimos datos disponibles, en el primer trimestre de 2011 se incrementó un 2,3%.
El 80% de quienes volvieron vivía en Estados Unidos y España. La mayoría de quienes retornaron lo hicieron porque perdieron su trabajo. Antes del año 2000, “los pocos que volvían lo hacían sobre todo de Argentina (55%) y Brasil (una décima parte). España y Estados Unidos no figuraban. De allí no volvía nadie”, explicó la encargada de la Oficina de Retorno y Bienvenida, Ana María Sosa.
Según el director del Departamento de Vinculación de la Cancillería, Gerardo Pérez, la vuelta se ve impulsada por el crecimiento del país pero en especial por la crisis que afecta a los países del primer mundo. De acuerdo a los datos disponibles, el retorno de uruguayos se triplicó desde 2008. Ese año el promedio mensual de retornados era de 100 y en la actualidad sobrepasa los 350. El aumento fue significativo desde 2010, cuando la cifra ascendía a 300 retornos mensuales.
Desde Cancillería consideran que la cifra de retornos es aún mayor, porque los números que tienen refieren solo a las personas que se contactaron con el gobierno para ser asesoradas o asistidas, pero no incluye a muchos otros que, por tener recursos suficientes, pueden haber retornado sin quedar registrados en la cartera.
La principal preocupación de quienes retornan es conseguir trabajo. De hecho, ocho de cada diez de los uruguayos que vuelven están en edad de trabajar y a la ORB se acercan alrededor de 20 personas por día para pedir asesoramiento. “Les preocupan sobre todo sus perspectivas de empleo, por la edad con la que regresan o porque muchas veces no cuentan con papeles, documentos, recibos de paga que acrediten su experiencia laboral o, en el otro extremo, por estar sobrecalificados”, explicó Sosa.
Sosa remarcó que están “desbordados” por la asistencia que se le pide a la cartera, que no es solo laboral sino social, jurídica e incluso psicológica. Pese a que la ORB insiste en que su cometido no es subsanar estas dificultades, trata de asociarse con instituciones privadas para conseguir soluciones. De todas maneras, Pérez admitió que Uruguay “no está preparado para un retorno masivo como el que se está dando”.
Desde Cancillería explicaron que el retorno es difícil para quienes volvieron porque perdieron el trabajo pero también para aquellos de clase media o alta porque deben “enfrentar prejuicios, readaptarse, superar obstáculos burocráticos, por ejemplo, en materia de equivalencias de carreras universitarias, corporativismos”. En el caso de quienes tienen menos recursos económicos, las dificultades que llevan a que necesiten asistencia incluso psicológica refieren a la “frustración” con la que regresan. “Hay que tener en cuenta que las que más consultan son personas de bajos recursos, con un collar adherido de frustraciones: debieron irse primero expulsadas de su propio país, pusieron las expectativas en otro y tampoco les fue bien, y ahora intentan una nueva y dificultosa reinserción”, dijo sobre este punto Sosa.
Pese a estas dificultades, el gobierno considera que se les debe dar a los retornados “incentivos” para que se queden en Uruguay. “Hasta por un problema demográfico el retorno debería ser impulsado. Es cuestión de que el conjunto del Estado vaya en esa dirección, pero todavía se está lejos”, explicó Sosa. El tema fue abordado al menos en dos ocasiones por el presidente José Mujica en las reuniones del Consejo de Ministros. El argumento del presidente fue en ambas ocasiones el que explicó Cancillería: debido al bajo crecimiento demográfico, sería positivo para el país el retorno de los uruguayos. En el exterior viven alrededor de 600.000 uruguayos, según los datos de que dispone Cancillería. Esto incluye tanto a los que emigraron como a los hijos nacidos en el exterior. Debido a la gran cantidad, se le denominó tiempo atrás a la diáspora “Departamento 20”. La mayoría de los ciudadanos que retornan al país lo hacen porque perdieron su trabajo, fueron deportados o sintieron que en el país donde se encontraban no existía un “diferencial” suficiente para quedarse allí. Sin embargo, de acuerdo a la información con la que cuenta el Ministerio de Relaciones Exteriores, un cuarto de los ciudadanos que regresan al país tienen un perfil educativo alto y casi un tercio pertenece a los “sectores sociales más acomodados”.
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