Paysandú, Sábado 31 de Diciembre de 2011
Opinion | 24 Dic Hace poco más de un año, el Poder Ejecutivo anunció su intención de promover la instalación de elementos para el calentamiento de agua por energía solar, instancia en la que el ministro de Industria, Energía y Minería, (MIEM), Roberto Kreimerman, y el director de UTE Gerardo Rey, confirmaron que el gobierno tiene la expectativa de lograr la sustitución de unos 80.000 calentadores hogareños con el fin de lograr un sustancial ahorro energético en el período de unos pocos años, a través de un programa especial.
Naturalmente, a las buenas ideas, como lo es la reconversión energética, hay que acompañarlas de instrumentos para hacerlas realidad y sobre todo que la práctica responda a las expectativas que se tejen para alcanzar los objetivos para, como en este caso, contribuir a un mejor desempeño de la economía hogareña en la tarifa eléctrica.
Es sabido que mientras el consumo eléctrico ha crecido significativamente, no se ha tenido la previsión de promover en la misma medida la disponibilidad de potencia en la generación, con el agregado de las crisis que se originan cuando falta agua en los embalses y no se dispone de la suficiente hidroelectricidad, debiendo apelarse a la costosa generación por petróleo en las centrales térmicas.
Hace pocos días, finalmente UTE definió el subsidio que otorgará a los hogares que instalen el sistema de colectores solares para calentar agua, el que fijó en 350 dólares mensuales durante un año, lo que hará un total de 4.200 pesos, de acuerdo a lo anunciado por el presidente del ente, Gonzalo Casaravilla, quien destacó a El Observador que de esta forma se brindará al cliente un estímulo adicional para que instale el colector solar, que se agregará al ahorro energético derivado del uso de este elemento.
Precisamente se estima que el calentamiento de agua para consumo domiciliario representa entre el 30 y el 35 por ciento de la factura de electricidad, lo que es un porcentaje muy significativo, tanto para el usuario en cuanto a hacer frente al oneroso costo mensual de la electricidad y también un ahorro de potencia para UTE, si se masifica este elemento.
Con este propósito, UTE y la Dirección Nacional de Energía (DNE), acordaron con el Banco Hipotecario del Uruguay (BHU), la instrumentación de una línea de crédito que facilite a las familias la compra e instalación de los equipos solares, a cuyos efectos, de acuerdo a lo manifestado por Casaravilla, se ha previsto el repago en un plazo de cinco años, a una “tasa razonable”. La intención de las autoridades es que el monto que se pague mensualmente por amortización e intereses del crédito sea equivalente a la reducción del gasto en electricidad mensual por un menor consumo energético posterior.
Durante mucho tiempo se ha hablado de la necesidad de poner el acento en las energías renovables, debido a que más temprano que tarde se estaría ante un encarecimiento y agotamiento de combustibles fósiles como el petróleo. Sin embargo en nuestro país siguieron construyéndose centrales termoeléctricas movidas por derivados del crudo.
La energía solar es una alternativa que es válida para determinados fines en nuestras latitudes, desde que hay un alto porcentaje de potencial aprovechamiento al año, sobre todo al norte del río Negro, pero el mayor desafío radica en el alto costo inicial de las instalaciones, desde que su amortización a través de una merma en la factura eléctrica insume dos o tres años, sin subsidios.
A través de este proyecto se promueve la instalación, a un costo de entre veinte mil y treinta mil pesos de estas instalaciones --según la capacidad--, a través de un crédito blando y subsidio, que se irá pagando con el ahorro en la tarifa, quedando luego el dispositivo por varios años para su aprovechamiento y consecuente ahorro real desde el punto de vista económico para el usuario.
Asimismo, la legislación también faculta al Poder Ejecutivo a otorgar exoneraciones impositivas a los colectores solares de fabricación nacional e importados y a los elementos necesarios para su fabricación.
Nunca es tarde cuando la dicha es buena, sostiene el refrán, y es de esperar que estos planes sean llevados a la práctica en forma criteriosa y con buena respuesta, con el convencimiento del usuario, ante el déficit en generación, que nos obliga todos los años a comprar energía cara a nuestros vecinos.
Sería incluso un avance mayor imponer la obligación de instalar estos equipos en toda vivienda nueva, so pena de no recibir el “permiso de construcción”. Esto no representa un gasto exorbitante para el o los propietarios, por cuanto además del calefactor solar solo hay que agregar unos metros más de caño a la instalación de agua, que no es problema cuando se está en obra. Además, la inversión requerida se diluye en el total del costo de la casa o edificio, puesto que el metro cuadrado de construcción supera actualmente los mil dólares, mientras es una casa promedio toda la instalación solar puede costar menos de mil quinientos dólares.
De esta forma el país estará ahorrando cuantiosas divisas, mientras la población termina disfrutando de más agua caliente, más barata.
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