Paysandú, Domingo 01 de Enero de 2012

Rebrote proteccionista

Opinion | 26 Dic Abundaron nuevamente en la reciente cumbre del Mercosur las apelaciones a la integración, la solidaridad regional y la apuesta al incremento del intercambio intrarregión, sobre todo, es decir más del mismo Mercosur discursivo de siempre, pero el saldo de la reunión, que ya hemos analizado desde algún ángulo, como el tema de la “solidaridad” con Argentina por la recalada de buques británicos en puertos uruguayos y de la región, y el insólito intento del gobierno de Mujica para que Venezuela ingrese como socio de pleno derecho al Mercosur, pasando por arriba de los estatutos del bloque, ha dejado paño para análisis desde otras perspectivas.
Así, los gobiernos de Argentina y Brasil lograron que se aprobara el nivel de protección del bloque contra las importaciones provenientes de Asia, fundamentalmente, pero siguen vigentes los históricos reclamos de Uruguay y Paraguay, que tienen dificultades para el ingreso a los mercados con sus productos y cuyos industriales se sienten perjudicados por las Licencias No Automáticas de Importación de Argentina.
El vecino país continúa trabando el ingreso de exportaciones uruguayas, al punto que actualmente hay 17 licencias sin procesar, en tanto Brasil mantiene una actitud similar para textiles, porque sospecha que se están haciendo triangulaciones desde Asia y no reciben ningún valor agregado en territorio nacional, que es el requisito para ingresar sin aranceles al mercado norteño.
Es notorio que el bilateralismo que han practicado históricamente ambos países se ha manifestado desde el comienzo de la puesta en funcionamiento del bloque, pero además han utilizado el acuerdo como mercado exclusivo para sus productos industrializados, y a la vez incorporar aranceles lo más altos posible para los que provienen de fuera del bloque, como una forma de proteccionismo.
Lamentablemente, en esta última cumbre de presidentes del Mercosur nuestro país aceptó los planteos de más proteccionismo de los grandes vecinos, a cambio de promesas de no afectar el comercio interregional. Es decir que se aceptaron condiciones proteccionistas que no nos favorecen a cambio de que se cumpliera con lo que ya está establecido en los artículos del bloque regional, lo que significa conceder sin nada a cambio.
Así, además de aumentar las listas de excepciones al Arancel Externo Común (AEC), que cobran los socios del Mercosur a productos de extrazona, Argentina continuará aplicando el régimen de licencias no automáticas que en el caso de Uruguay retrasa las exportaciones fundamentalmente del sector textil y la vestimenta.
Desde hace unos diez días precisamente se registran atrasos superiores al límite de treinta días que se había acordado para el régimen de licencias a la importación que propuso la propia Argentina, lo que confirma lo imprevisible de nuestro vecino, genera incertidumbre en los industriales uruguayos del sector y por ende una distorsión significativa en todos los negocios que se intenten concretar, porque media un abismo entre lo que se establece en los papeles y lo que luego se concreta en la realidad.
Argentina, al promover que se aplicara un mayor AEC, argumentó que como contrapartida se pondrá más énfasis en promover cadenas productivas para incentivar la producción y las fuentes de trabajo dentro de la región, pero los antecedentes no son buenos en cuanto al cumplimiento de los enunciados de buenas intenciones que una y otra vez han expresado los dos grandes socios en las cumbres del Mercosur: las cadenas productivas hasta ahora han quedado en anuncios, y en cambio una y otra vez surgen nuevas trabas o reaparecen las viejas.
La incertidumbre mundial ha sido además un factor agravante, porque ha reactivado el proteccionismo argentino-brasileño, y la primera reacción a la incertidumbre en Europa y eventualmente China ha sido la de plantear la suba del Arancel Externo Común, para limitar el ingreso de productos extrarregión.
No contento con ello, Brasil ha comenzado a examinar con lupa los ingresos de los propios países del bloque, y ha comenzado una investigación acerca de los componentes de origen de la “ropa blanca” (sábanas, frazadas) que fabrica en Uruguay, por cuanto el gobierno brasileño sospecha que se trata de productos hechos en China y que triangulan en Uruguay, donde se les agrega poco valor, para llegar a Brasil.
En este clima de trabas, sospechas y proteccionismo disfrazado o desembozado, a la vez de no haberse generado condiciones –por oposición de los socios grandes, sobre todo Brasil-- para las negociaciones bloque a bloque, convendremos en que el acuerdo regional sigue mostrando sus flaquezas de siempre, pese a que la región se ha visto favorecida por las condiciones del comercio internacional.


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