Paysandú, Martes 03 de Enero de 2012
Locales | 02 Ene El Área de Ciudadanía Cultural de la Dirección Nacional de Cultura del MEC “trabaja fundamentalmente con personas que están en situación de vulnerabilidad, buscando brindar otras oportunidades”, explicó a EL TELEGRAFO su director, Leonardo Rodríguez.
Detalló que trabajan con personas en situación de calle, niños en los hospitales, escuelas de contexto crítico y rurales. En casi todos estos lugares se desarrollan talleres de distinto tipo a cargo de técnicos, se organizan bibliotecas y se fomenta la creatividad, para lo cual, y en base a los resultados obtenidos, se cuenta con fondos para apoyar emprendimientos.
Hay dos herramientas principales utilizadas por el área que dirige y que fue creada hace dos años: las denominadas Usinas y Fábricas culturales. Las Usinas son centros regionales equipados con salas de grabación musical y equipamiento para la producción audiovisual, cuyo objetivo central es promover el potencial creativo de la ciudadanía a partir del uso de las nuevas tecnologías. Esto es lo que se instaló recientemente en la Cárcel Departamental de Paysandú, fomentando la creatividad de los detenidos por medio de la generación de audiovisuales.
“Este programa parte de la base de que el acceso a la producción cultural estimula el desarrollo e integración entre las personas, además de promover la socialización y el acceso a la plena ciudadanía cultural”, explicó Rodríguez en diálogo con el director de EL TELEGRAFO, Alberto Baccaro.
Aporte de talleres
En una política de apertura a todo el país, tanto las Usinas como las Fábricas proponen posibilidades de desarrollo que también incluyen al interior, y es una buena herramienta para que, por ejemplo, se puedan cumplir en el territorio de los municipios o en centros poblados.
Además de las actividades educativas culturales, o el desarrollo del programa “Aprender” que se cumplió en las escuelas --llegando a más de 20.000 niños--, Rodríguez comentó que se promueven talleres de literatura, teatro, música, joyería, peluquería y fotografía, que pueden derivar luego en otras actividades que desarrollen los habitantes de cada localidad. En Paysandú, ya se han hecho actividades vinculadas a escuelas rurales e INAU, y también talleres, como uno de títeres.
Estas posibilidades se brindan mediante el contacto directo con Rodríguez en la dirección del Área de Ciudadanía Cultural en Montevideo, por el teléfono 29086248 o al correo electrónico ciudadania.mec@gmail.com.
Descentralizar cultura
La intención de las Usinas, destacó Rodríguez, es “descentralizar el acceso a la producción cultural, instalando y desarrollando infraestructura en lugares que tengan un notorio déficit de manera de ampliar las oportunidades de acceso y uso creativo de nuevas tecnologías relacionadas con la comunicación y la cultura”. Agregó que también “promueven la inclusión social a partir de la participación especialmente de adolescentes y jóvenes en situación de pobreza en actividades artísticas y culturales”.
Hay Usinas Culturales --específicamente para la creación de audiovisuales y música-- instaladas en varios puntos del país, mencionando por ejemplo en los barrios Casavalle; Cerro y Carrasco Norte en Montevideo, en Castillos (Rocha), Salto, Treinta y Tres, Artigas, Cerro Largo con una Usina móvil y ahora Paysandú en la Cárcel Departamental.
FÁbricas de cultura
Otra opción son las Fábricas de Cultura, que procuran fundamentalmente apoyar pequeños emprendimientos con aporte de técnicos y “tiene como misión fortalecer el capital humano y productivo de nuestro país, mediante la creación de espacios de formación y desarrollo de emprendimientos culturales, y crear la cultura del trabajo y el desarrollo”.
Tanto en Montevideo como en distintos puntos del país, hay instaladas Fábricas de bolsos y carteras, muebles y accesorios de cardo y madera, prendas de diseño, guasquería, productos derivados del butiá (en Rocha), cerámica, turismo cultural, accesorios en lana, juegos en madera, muñecas, títeres, textiles, joyería artesanal, ladrillo vidriado, restauración de muebles. Si bien coinciden en algunos planos con propuestas del Ministerio de Desarrollo Social, dijo que la diferencia está en el plus cultural.
Rodríguez explicó que no es meramente enseñar un oficio, sino darle un valor cultural agregado. Por ejemplo, en el caso de carpintería y prendas de vestimenta, no solo son clases de taller sino también de diseño con profesionales, lo que hace la diferencia. Citó asimismo el caso de los ladrilleros, que hacen diseños de vidriado o artísticos. También se les puede apoyar para que comiencen a trabajar brindándoles ayuda en el equipamiento necesario.
“Hay unas veinte Fábricas funcionando”, detalló el director del MEC, y se trata de explotar los medios que hay en cada zona donde se crea una, poniendo como ejemplo el caso de Rocha, donde se hizo una Fábrica de licores y dulces en base al butiá (la fruta de la palmera característica de aquella zona). Algunas de esas Fábricas, como la de muñecas, han participado con sus productos originales también en exposiciones internacionales y otras ofrecen sus productos al exterior por Internet.
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