Paysandú, Viernes 06 de Enero de 2012
Rurales | 06 Ene El ingeniero agrónomo Gianni Bianchi, integrante de la Cátedra de Ovinos y Lanas de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac) de Facultad de Agronomía, sostuvo a EL TELEGRAFO respecto a los problemas en la difusión de los conocimientos generados o adaptados, que “lo más parecido a extensión con ovejas en Uruguay lo hace el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) y a nuestro entender lo ha hecho mal, no sólo por la falta de recursos humanos, sino por fallas en la estrategia y sobre todo en el destinatario tradicional y en el contenido del mensaje, siendo sesgado y cuando no, ambiguo”.
Entiende que el sistema de investigación nacional “aunque no es malo, adolece -como si existe en otros países-, de un organismo que nuclee formalmente a todas las instituciones que generan conocimientos en ovinos. Esto sería muy importante, no solo para evitar duplicar esfuerzos innecesarios y anti-económicos, sino para fortalecer los programas de investigación imperantes”.
“Quien puede esconder también la falta de una industria pensada para la oveja, que garantice la colocación del producto y precios todo el año, que reflejen claramente la calidad del producto, permitiendo, de esa forma, el desarrollo de emprendimientos a escala, si además el criador fuera eficiente. Para los que creemos en la intervención del Estado, éste ha sido omiso en la materia, prácticamente a todo nivel”, dijo Bianchi.
“Brindemos porque algunas de estas cosas comiencen a cambiar este año. Para ello, la honestidad intelectual, el respeto, la tolerancia y la invitación a todos, aun a quienes disintiendo con la opinión seudo dominante, no podrían seguir ausentes, si realmente se vela por el interés de la oveja, sin pelo, ni marca”.
carne
“Hace bastante tiempo que la carne ovina vino para quedarse en Uruguay y sin embargo, este hecho se palpa en todo el mundo menos en el país”, sostiene el técnico. “Un país que apueste a la producción de carne de cordero (que es la de mayor valor en todas partes, menos en Uruguay, donde el kilo de cordero pesado vale casi lo mismo que el borrego), tiene que mejorar sí o sí sus indicadores reproductivos. Para lo cual primero tiene que darle de comer a la oveja (hecho trivial, pero ausente en la mentalidad lanera predominante, donde la oveja es marginada a los peores campos y ‘apilada’), porque total, igual produce lana”.
Bianchi sostiene que “una vez solucionado el aspecto nutricional, no se puede soslayar más (ni a nivel productivo, pero sobre todo a nivel de los extensionistas) que para maximizar esa mejor nutrición es imprescindible realizar cruzamientos terminales (como hacen en Oceanía desde hace ya tiempos inmemoriales) y luego necesariamente hay que desembocar en madres híbridas que maximicen la relación kilo de cordero embarcado por kilo de oveja servida”.
Aclara que el punto anterior “no implica ir en contra de la lana fina, pero es preciso definir claramente también a todo nivel, qué se entiende por fino, sobre todo en suelos con limitantes agro-ecológicas”.
Para el técnico de la Eemac “es necesario fomentar para acelerar todo lo que se pueda el proceso de afinamiento lento que se está dando en el país, sea a través de la incorporación de genética Merino fino y superfino o a través de la absorción del Corriedale por parte de la raza Dohne Merino. El primer caso, seguramente opere más a nivel de predios marginales desde el punto de vista forrajero y el segundo es más de `amplio-espectro´. Esto no implica que no exista lugar para el doble propósito, siempre y cuando ese doble propósito no produzca lana de 27 micras”.
Indicó que “nada tenemos con la raza que mayoritariamente produce esa lana, su adaptación a diferentes ambientes en forma exitosa, demostrando su característica de `todo-terreno´ que sus criadores sostienen, es por demás elocuente. El planteo nunca fue eliminarla, como algunos se han encargado de manifestar, simplemente re-definir su rol. Si en algún momento le cupo la responsabilidad de ‘ordenar’ (con otras razas en menor cuantía) el proceso de ‘mestizaje’ indiscriminado que ocurrió en el país al vaivén de los precios internacionales, hoy tiene la gran responsabilidad (como raza mayoritaria en censo ovino) de abandonar su categoría ‘bisagra’ y apostar todas sus baterías a la carne. Para ello deberá fortalecer aún más sus características reproductivas y de carne (peso vivo y dimensiones del músculo Longissimus dorsi y profundidad de grasa), dejando de lado la lana, no en cantidad, sino en finura, debido al fracaso estrepitoso tras 10 años de evaluación genética”.
Acotó que la oveja Corriedale “tiene un papel muy importante que cumplir como madre en programas de cruzamiento terminal y por supuesto que también existirán planteles y rodeos puros, pero con el único propósito de garantizar que todo el camino recorrido tras más de 100 años en el país, no se pierda”.
“Ahora bien”, sostiene Bianchi, “la especialización productiva, no implica que no puedan existir productores que hagan muy bien ambas cosas”.
De hecho existen (quizás no la cantidad deseable) quienes producen lana muy fina y como señalan bien, con el exceso de reposición y con el refugo del rebaño lanero, se dedican a producir corderos en base a cruzamientos (ni más ni menos que lo que Australia hace desde hace décadas)”.
“Por supuesto que en una cadena, que no es tal, también se precisan cambios en otros eslabones”, según precisó el profesional de la Eemac.
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