Paysandú, Sábado 07 de Enero de 2012
Deportes | 05 Ene Ni la Policía ni la Justicia dudan que el asesinato del empresario Washington Risotto, de ocho tiros a quemarropa en el barrio Palermo, en Montevideo, se trató de un ajuste de cuentas vinculado al narcotráfico. De hecho, se enfrentan a un problema para investigar su muerte y es que “la lista de enemigos es demasiado amplia”, dijeron fuentes del caso.
De acuerdo a lo que declaró un testigo, los sicarios tenían sus rostros cubiertos con medias oscuras, por lo que nadie pudo aportar datos de los homicidas. La jueza del caso, Mariana Mota, se constituyó en el lugar y ordenó la autopsia de Risotto.
Las fuentes señalaron que por la forma en que lo mataron no hay dudas de que la ejecución fue llevada a cabo por sicarios contratados. Los hombres salieron corriendo y se supone que un vehículo los esperaba en la esquina. Risotto tenía su celular, un reloj Rolex y 20.000 pesos, por lo que enseguida se descartó el móvil del robo.
Fuentes policiales y judiciales coincidieron en señalar que a Risotto “lo podían matar en cualquier momento” porque “estaba vinculado a los grupos más grandes de narcotráfico y nunca había caído”, afirmaron. En los diez o doce casos más grandes, incluida la Operación Campanita y la Operación Cancerbero, “aparecía su nombre” pero no se lograron recabar las pruebas para procesarlo.
En esta última oportunidad, los integrantes de la banda atrapados por la Policía lo culparon por la pérdida de 319 kilos de cocaína y lo acusaron de vender información a la Policía. Por ese caso fue procesado el empresario Edward Yern, liberado por gracia por la Suprema Corte en la última visita de cárceles.
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