Paysandú, Lunes 16 de Enero de 2012
Opinion | 09 Ene No fue ni puede ser considerado un hecho menor: del Museo Histórico Municipal fue robada una pieza histórica invaluable, una pieza fundamental de la historia revolucionaria uruguaya, nada menos que una de las pistolas de chispa que utilizara el brigadier general José Antonio Lavalleja durante la Cruzada Libertadora. Una pieza que se integró al Museo Salesiano en los años 70 y que fue incluso mantenida fuera del alcance de los militares de la época, que querían llevarla a Montevideo.
Tras el cierre del Museo Salesiano, buena parte de sus piezas fueron dadas en comodato --durante la Administración Lamas-- a la Intendencia de Paysandú, que a ojos vista no tomó las precauciones necesarias e imprescindibles para cuidar la historia que le fuera entregada.
Hizo bien el intendente Bertil Bentos en interrumpir su licencia pero ese hecho no es suficiente si no va acompañado por otras medidas urgentes y concretas que, a ojos vista, no ha tomado, al menos no con la celeridad que Paysandú, los sanduceros y la historia que tiene guardada en los museos esperaban y merecían.
Claramente había dos líneas de acción que rápidamente debía tomar el intendente de Paysandú. Por un lado, de inmediato y aunque fuera una medida temporal --que podría ser modificada o reforzada más adelante según correspondiera-- era imprescindible determinar que personal municipal pasara a cumplir funciones de custodio o sereno en los museos donde no los haya, incluido el Mausoleo. Un poco más adelante habría que determinar si ese es el mejor sistema o, como lo utilizan prácticamente todos los museos del mundo, el monitoreo de seguridad online es más económico y al mismo tiempo brinda mayor seguridad.
Por otro lado, la segunda línea de acción hubiera sido determinar responsabilidades y actuar en consecuencia. No es necesario una muy profunda investigación para determinar quién o quiénes son responsables, como jerarcas municipales, desde que tomando en cuenta que el museo está en reformas y muchas de sus piezas en depósito, no se tomaron las medidas apropiadas e imprescindibles para salvaguardarlas, para preservarlas.
Las piezas históricas no solo no tienen sustitución sino que no tienen precio; son parte de la historia, esto es de nosotros. Aún por inacción hay claras responsabilidades en las jerarquías municipales y precisamente por ocupar cargos de confianza, cuando ésta es cuestionada, deben dar un paso al costado o deben ser retirados del cargo. Sin dudas no debe ser una decisión fácil para Bentos pues se trata de compañeros de ruta política, pero por encima de eso está lo que siempre afirma el intendente: que fue elegido para hacer lo mejor para Paysandú.
Hasta ahora, no se ve una acción decidida tanto para preservar la historia que queda como para modificar los cuadros jerárquicos donde es necesario. Obviamente, siempre hay que abrir una carta de crédito; es probable el intendente actúe en las próximas horas. La historia preservada en nuestros museos lo exige.
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