Opinion | 16 Ene Ante un año que se presenta dificultoso -por lo menos, caro- en cuanto al aprovisionamiento de potencia eléctrica por UTE, teniendo en cuenta además que se ha iniciado con la represa de Salto Grande prácticamente sin generar debido a la sequía, la postura de nuestros socios del Mercosur, fundamentalmente la de Argentina, no nos facilitan las cosas, pese a las declamaciones y los enunciados sobre integración y solidaridad tan recurrentes en los foros internacionales.
Estamos a prácticamente un año de haberse celebrado el acuerdo que suscribieron Uruguay y Paraguay para el intercambio de energía, pero los obstáculos que ha interpuesto Argentina no nos han permitido que pueda pasar electricidad por sus redes desde la nación guaraní y así suplir el déficit que nos aqueja.
Igualmente, en las últimas horas por lo menos se han sucedido buenas noticias, según da cuenta El País, en el sentido de que se abre la posibilidad de que la energía paraguaya llegue a UTE a un precio razonable, y es así que el gobierno argentino pidió en un encuentro bilateral con Paraguay acelerar la ampliación de la represa hidroeléctrica de Yacyretá para instalar tres nuevas turbinas generadoras de energía, como consecuencia del déficit que sufre el vecino país.
A la vez, como contraparte en la negociación, el gobierno paraguayo solicitó agilizar los trámites para la exportación de su energía a Uruguay, de acuerdo a lo que ha surgido del encuentro que fue encabezado por el presidente paraguayo Fernando Lugo y el ministro de Planificación argentino Julio De Vido.
La viceministra de Energía de Paraguay, Mercedes Canese, informó que en esta negociación las partes quedaron en presentar contrapropuestas en el corto plazo, sobre todo teniendo en cuenta las desmesuradas pretensiones de Argentina en cuanto al costo del peaje para el transporte de la electricidad a nuestro país.
Precisamente la funcionaria comentó a El País que Buenos Aires aceptó eliminar el lucro cesante de 34 dólares por megavatio que pretendía cobrar por el pasaje de la energía por sus redes y ahora la negociación apunta a que esos 34 dólares queden en 13, es decir prácticamente en la tercera parte, por lo que se acercaría a un punto razonable para la operativa.
De concretarse el acuerdo en un corto intervalo, Uruguay podría acceder a esta energía en una coyuntura en la que los costos se han disparado significativamente, teniendo en cuenta que por ejemplo el jueves los costos térmicos para atender el consumo treparon a 3,5 millones de dólares, a lo que debe agregarse los cien megavatios por día que compra Uruguay a la Argentina a un precio de 380 dólares el megavatio, lo que demanda una erogación diaria de 570.000 dólares.
De haberse comprado esta energía a Paraguay en los términos en que está situada la negociación se hubiera llegado a un ahorro diario de casi 400.000 dólares, por lo que hay fundadas expectativas de que pueda llegarse en breve a concretar el negocio y así acceder a un ahorro de importancia en el suministro.
De lo que no hay duda es de que más allá de las “buenas relaciones” entre los presidentes José Mujica y Cristina Fernández, los intereses del gobierno de la otra orilla no suelen coincidir con los nuestros. Lo que es peor, cuando a menudo están encontrados, el gobierno argentino no duda en pasar por encima de los acuerdos y hacer lo que lo más le conviene, teniendo en cuenta su política económica proteccionista y de subsidios cruzados, que disfrazan costos y hace que no sea un socio confiable en el Mercosur, como así tampoco en la relación bilateral, como ya sabemos, por más que Mujica reafirme que no hay otras alternativas más que llevarnos bien con nuestros vecinos.
Es decir que con más o con menos Mercosur, Argentina nos sigue trancando en la energía, en el otorgamiento de licencias de importación y en todo lo que no encaje en sus intereses, por más que esté violando la letra y el espíritu del bloque regional, y por cierto que si bien Uruguay no tiene mayor margen de maniobra por estar inserto en la región, es evidente que el gobierno uruguayo está apostando en exceso a la buena voluntad de su par argentino.
Como vemos, esta estrategia no está arrojando los resultados esperados, porque nuestros hermanos están en otra cosa, jugando en otra cancha. Como bien lo señala el vicepresidente de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), Gabriel Murara, no se han utilizado herramientas suficientes para contrarrestar el proteccionismo y las trabas argentinas, y hasta hay un reconocimiento del fracaso por expresiones del propio presidente Mujica, cuando dijo que iba a ser cada vez más difícil exportar a la Argentina. Lo que no es ninguna novedad, por cierto, a la luz de los acontecimientos.