Opinion | 13 Ene Ya nadie duda que el gobierno de Cristina Fernández apuesta fuertemente al proteccionismo y así lo acaba de reconocer uno de sus principales aliados en el Mercosur, el presidente José Mujica. Este venía aceptando mansamente las presiones argentinas, pero ahora reconoce que se trata de proteccionismo, aunque sostiene que nuestro gran fuerte es que no hay frontera ni traba que detenga a los argentinos en su intención de veranear en nuestro país.
Pero lo interesante es que las medidas proteccionistas probablemente actúen como boomerang y golpeen directamente al centro de la economía argentina. Así lo sostienen los principales grupos empresariales del vecino país, que aseguran que las limitaciones a las importaciones tendrán directamente un impacto negativo en el crecimiento económico, precisamente lo contrario al objetivo que motivó la batería de medidas.
Ocurre que al impedirse el ingreso de insumos, lo que se detiene es la producción, pues más del 80% de las importaciones se modifica por la industria argentina, que ahora se verá en problemas. Como fuera informado, la última resolución proteccionista establece que los importadores tendrán que completar una declaración jurada anticipada con los productos que desean llevar a Argentina. Y eso es prácticamente imposible. No es lógico hacer una declaración jurada por una mera intención de importación. Los negocios en el comercio exterior no se hacen de un día para el otro, y la credibilidad entre vendedor y comprador es clave.
Los más golpeados serán, en primera instancia, la industria automotriz y la electrónica y en ese sentido Fiat ya anunció que podría cerrar alguna de sus plantas. Es que las importaciones de insumo ahora deberán pasar por el filtro del gobierno. No solo se aumentará en burocracia sino especialmente se enlentecerá el proceso. Y una industria inmóvil no tiene otra cosa que pérdidas.
Lo que Cristina Fernández no tomó en cuenta es que el valor agregado de la producción nacional en Argentina se basa en muchos productos importados. Queda claro que en realidad lo que se trata por todos los medios es de ocultar los resultados de una mala estrategia macroeconómica. Pero lamentablemente, los errores solo son sucedidos por otros errores –que ya se han cometido infinidad de veces en la historia de Argentina e incluso en Uruguay, siempre con un final catastrófico--, porque el gobierno argentino ha optado por el peor de los caminos posibles para mantener detrás de una máscara esos problemas, como lo es el control estricto de cada mínimo movimiento. Eso inmoviliza la economía y es la vía más rápida y segura al fracaso.
Lamentablemente, arrastra --al menos hasta que se encuentren nuevos mercados-- a parte de la industria uruguaya, con firmes lazos de exportación que ahora se han vistos cortados bruscamente. Será cuestión de volver a empezar.