Paysandú, Jueves 19 de Enero de 2012
Locales | 15 Ene El caso del Monumento
a la Madre
Desde vuestras páginas, un grupo de Ediles, con motivo del reciente robo en el Museo Histórico, hacen mención al caso del Monumento a la Madre, que es un buen ejemplo de lo que no se debe hacer cuando se ejercen funciones gubernamentales.
El 21 de julio de 2002, el suplemento dominical de EL TELEGRAFO ofrecía una hermosa carátula con esta escultura, bajo el título “A la Madre en otro lugar”. Y en su interior publicaba un artículo de mi autoría. “Nuestras esculturas en el medio urbano”.
“Proponen reubicar el Monumento a la Madre”. En el mismo hacía una fundamentación para su traslado y a su vez incluía un fotomontaje de cómo luciría en la nueva ubicación que proponía.
El planteo fue recogido por la Comisión Departamental de Patrimonio de la época, que presidía nuestro compañero de ruta, José Rivero Horta y fue llevado al ámbito de la Junta Departamental mediante una moción del edil Nery Barreto (recientemente fallecido), elevada a la señora presidenta maestra Diva Rotundo, la cual fue aprobada por unanimidad según Resolución No. 368-03.(ver EL TELEGRAFO 18/6/03).
Para el Director de Obras de la época los argumentos no fueron convincentes ya que declaró públicamente que el espacio se iba a reacondicionar. Y efectivamente así lo hizo, pero lo que se pedía era otra cosa..
El 29 de julio del 2005, amanecimos con la noticia de que fue robado. 22 días antes, es decir el 7 de julio, había asumido una nueva Administración Municipal a cargo de Julio Pintos, que en plena etapa de organización de su gestión, se vio sorprendido por los “ladrones de bronce”.
Felizmente pudimos reconstruirlo mediante el esfuerzo conjunto de muchos ciudadanos que acudieron al “Llamado al corazón de los Sanduceros: Reconstruir el Monumento a la Madre”, que hicimos con total apoyo de las páginas de este diario.
Con motivo de la reinstalación, coincidiendo con los festejos de Paysandú Ciudad (junio 2008), EL TELEGRAFO decía: “Ayer a las 11.35, tras casi tres años de espera y en una de las mañanas mas frías del año, nuestra ciudad recuperó una de sus obras de arte más emblemáticas” e ilustraba el acto con la foto de los niños soltando globos con mensajes por ellos escritos. Cada globo un mensaje, cada niño una ilusión” (Suplemento Gurises).
Todo este proceso, nos sirve de ejemplo para reflexionar, que cuando hay iniciativas que parten desde la sociedad civil, que son debidamente fundamentadas, y tienen el apoyo de ciudadanos y medios de prensa y a su vez son aprobadas por el legislativo comunal, no se puede hacer oídos sordos y permanecer indiferentes.
En última instancia la existencia de estas inquietudes así como el movimiento que culminó para su recuperación, deben ser entendidos como una rica reserva en los valores de la sociedad sanducera, que en definitiva contribuirán a la gestión del gobernante de turno, sea del signo que sea.
Todas las administraciones municipales han tenido aciertos, y errores, experiencias que debemos recordar para abordar nuestro futuro.
Esta Administración, mas allá del robo, de determinar responsabilidades y adoptar ya! medidas de seguridad, tiene un desafío y una oportunidad de organizar sobre la base de nuestro acervo histórico-cultural, un nuevo museo.
Recibió de la anterior administración un proyecto de remodelación y una obra iniciada que supo continuar y culminar. Tenemos un espacio físico reciclado y debidamente acondicionado.
Preferimos que al menos en el presente, Paysandú cuente con un solo Museo, de vanguardia en sus técnicas de presentación, con incorporación de medios audiovisuales que recojan nuestras historias locales, armado con los mejores asesores del país, antes que distraer esfuerzos en mantener más de uno. Ese otro espacio se puede destinar a exposiciones itinerantes, exhibición de videos, piezas de gran porte, carruajes, autos antiguos, cartelería, etc.
Hoy día ha crecido el interés por conocer estas joyas que atesoran nuestras comunidades, tal es el caso del Museo Cementerio a Perpetuidad, donde jóvenes y comisión de amigos se han involucrado en su gestión. También hay una corriente de turismo histórico-cultural que es una oportunidad para desarrollar, junto a otros sitios de la región.
El robo es doloroso, pero las perspectivas son muy promisorias, si hay una buena gestión..
Arquitecto Rubens
Stagno Oberti
NOTA: El busto en cemento de Artigas, donado por un Rotary Club de Buenos Aires y ubicado en la Plaza Acuña, no fue robado como se ha dicho. Fue destruido en un acto de vandalismo, como sufren a menudo los equipamientos de nuestros espacios públicos.
* * *
Mi ciudad... insegura
Hoy por la mañana fui testigo del robo de la cartera de una amiga. La impotencia que se siente es terrible. No es la primera... ni será la última. Por suerte --expresión que ya es costumbre-- no la lastimaron.
Su hijo quedó llorando en forma desconsolada, ¿quién le puede explicar a ese niño por qué y para qué le robaron la cartera a su mamá? ¿Con qué sensación se queda, si los mayores nos sentimos impotentes y sólo nos quedan ganas de venganza? No podemos resignarnos a no salir más con la cartera, como si esto fuera la solución. Entonces, debemos salir también descalzos, por si nos roban las zapatillas deportivas. No podemos salir a pasear en bicicleta, por si nos la roban, no podemos sentarnos a comer en una local de comidas, porque nos pueden entrar a robar la cartera....
Estamos cada vez peor, nadie hace nada por solucionar el grave problema de la inseguridad que abarca a todo el país. Al contrario, parece que están haciendo lo posible para que cada vez tengamos más ladrones en la calle.
Los políticos están siendo negligentes, incompetentes (y no sigo adjetivando porque caería en un vocabulario que no quiero usar). No cumplen en lo más mínimo con su deber de salvaguardar el bienestar de la población honesta, que trabaja. Sólo piensan en engordar los bolsillos de los “más desprotegidos” con dinero que no cae del cielo, sino que nos quitan permanentemente y cada vez más de los salarios de los que trabajamos, que somos los verdaderos desprotegidos.
El gobierno piensa en atraer el turismo, pero no piensa en cómo darle seguridad. Piensa en soltar presos, pero no piensa en los que estamos afuera, que caminamos mirando de reojo para que no nos tomen desprevenidos y nos despojen de lo que es nuestro. Piensan en los derechos humanos de los que están adentro de las cárceles, que por algo están ahí, pero no en los derechos humanos míos, de mis hijos, de mi madre, de mi esposo, de mis vecinos. Algunos me tildarán de poco sensible, pero a mí no me importa para nada que los presos estén hacinados, no me importa que se pudran en la cárcel.
Luego de ver a los ladrones escapando en moto, a toda velocidad y a contramano, muertos de risa burlándose de su víctima y de todos los que quedamos atónitos luego de vivir el episodio, el sentimiento más noble que me queda hacia ellos es ese.
Si el porcentaje de ladrones, asesinos, etcétera, etcétera, que se puede rehabilitar es mínimo, entonces no nos preocupemos por su recuperación después que llegan a la cárcel. No gastemos plata, esfuerzo y tiempo en tratar de recuperarlos. Preocupémonos para que no lleguen a ellas y los que deben ir presos, encerrados deben permanecer allí porque es mentira que se recuperan.
Todo esto que digo no es novedad, no es ningún descubrimiento, lo sabe todo el mundo. Yo no sé cuál es la solución ni tengo por qué saberlo, la tarea es de los que están al frente del gobierno, este que no voté ni votaré nunca, y de los que están al costado también.
La forma de hacer catarsis que encontré fue escribir estas líneas. Salgo a la calle pensando en cómo reaccionaría si ponen el ojo en mi cartera. En el auto pienso mil estrategias para esconderla por miedo a que me rompan un vidrio conmigo adentro, me incomoda esperar minutos eternos en los semáforos porque tengo la sensación de que alguien va a aparecer para arruinarme el día. No era miedosa, salía tranquila por las calles de mi ciudad, pero me han obligado a convertirme en celosa guardiana de lo que es mío y, como dije antes, la solución no pasa por salir sin cartera.
No nos resignemos, tenemos que salir de esta crisis. Tal vez sólo baste con mirar lo que hacen en otros lados del mundo para combatir con éxito la delincuencia. Tal vez tengan que quemarse el cerebro (si es que alguno lo tiene) para de una vez por todas proteger los derechos de los humanos y deshacernos de alguna forma de los que no nos dejan vivir en paz. María
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