Paysandú, Sábado 21 de Enero de 2012
Opinion | 18 Ene Es una buena noticia que en los últimos meses de este año, pero ya a partir de una tendencia que se ha consolidado desde el año pasado, el desempleo esté en niveles históricamente bajos en nuestro país, lo que habla de una creciente incorporación de personas al mercado de trabajo, que se traduce en mejores ingresos y por lo tanto en mejor calidad de vida para numerosas familias.
Esta premisa es válida en cualquier escenario, pero sobre todo cuando nuestro país ha conocido serias crisis en las que la fuerza laboral y la calidad del empleo habían quedado resentidas, y ello habla de que en ancas de la favorable coyuntura económica internacional se ha logrado revertir una situación preocupante que teníamos hasta hace pocos años.
Igualmente, los porcentajes menores al seis por ciento en materia de desempleo que ponen de relieve una mejor expectativa de obtención de un trabajo remunerado decoroso, no significan necesariamente que se haya logrado una consolidación de la mejora en oportunidades para vastos sectores de la población, que son todavía afectados por la precariedad y dependencia de su fuente de empleo de escenarios coyunturales.
La contrapartida a estas alternativas la encontramos en el hecho irrefutable de que las empresas que demandan trabajadores mejor preparados y calificados encuentran serias dificultades para encontrar fuerza laboral disponible, y de acuerdo al último enfoque del mercado de trabajo de la consultora KPMG, al que accedió El País, se siguen “encontrando múltiples empresas que enfrentan la dificultad de acceder a mano de obra calificada”.
Ello explica que “las compañías estén tomando conciencia de estas dificultades y que comenzaran a aplicar estrategias para reclutar personal que cumpla de la mejor forma posible las funciones asignadas”, pero que “en muchos casos tienen que apostar a incorporar personas con menor instrucción técnica para posteriormente capacitarlas”, es decir reduciendo las exigencias iniciales para quienes se postulan.
Otras, en tanto, deben redefinir los perfiles de búsqueda, flexibilizar las condiciones de trabajo, salarios, horarios, beneficios y modalidades de contratación para completar sus vacantes, aunque paralelamente las firmas son exigentes a la hora de evaluar la competencia de estos trabajadores, tales como la proactividad, el trabajo en equipo y el relacionamiento interpersonal.
El hecho de que no se cuente con personal suficientemente capacitado para el mercado de trabajo justamente en los empleos de calidad y mejor remunerados, da la pauta del divorcio existente entre la formación de la potencial mano de obra y las necesidades del mundo empresarial, lo que tiene que ver seguramente con la desactualización de los programas de enseñanza.
Asimismo, en determinadas áreas para las que existen programas e institutos específicos, se tropieza con las dificultades propias de la escasa dedicación e interés, por déficit en valores, de numerosos jóvenes que desisten tempranamente de sus estudios, sobre todo en Educación Secundaria, algunos de los cuales ingresan al contingente de los que no estudian ni trabajan, y los que buscan empleo se encuentran con que las cosas no son tan fáciles, pese a los indicadores económicos y las cifras oficiales que indican una sustancial reducción del desempleo.
Tenemos por un lado una ecuación que da cuenta de que impulsada por la actividad económica, todos los indicadores del mercado de trabajo evolucionaron positivamente en 2011, cerrando con los mejores guarismos de empleo y desempleo desde que se llevan registros, según los datos del INE.
Pero esta ecuación tiene flancos débiles notorios, desde que los grupos menos capacitados para el trabajo hallan empleo de baja calidad, a veces temporales o precarios, y por otro lado hay beneficiarios del Panes que prefieren no integrarse a esa fuerza laboral porque percibirían más o menos lo mismo que la asistencia que se les da por el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), y trabajar dentro de la legalidad les significa perder un beneficio al que ya se han acostumbrado.
A la vez el déficit en capacitación hace que se generen situaciones como la que da cuenta KPMG Consultores para empresas que requieren determinado nivel de formación, lo que pone de relieve que estamos ante un mercado de trabajo distorsionado.
Ello reafirma la necesidad de buscar respuestas lo antes posible, a través del sistema político, con decisiones respecto a la reforma de la enseñanza, capacitación obligatoria de los beneficiarios de planes sociales así como alguna forma de límite para estos beneficios, para que en la evaluación sea mejor trabajar que seguir viviendo del Estado.
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