Opinion | 20 Ene Los pronósticos en economía son una materia difícil de cumplir aún para las mejores consultoras internacionales, por cuanto hay una serie de factores imprevisibles que intervienen, sobre todo cuando las economías son vulnerables a shocks externos y a imponderables como el clima o escenarios políticos complicados con desenlace de crisis, por ejemplo.
Pero hay una serie de elementos clave que pueden resultar indicados en términos generales a la evolución que va a tener la economía de un país en determinado período, con elementos de juicio valederos y por lo tanto de buena confiabilidad para establecer las pautas por la que discurrirán los principales parámetros económicos de un país.
En el caso de Uruguay, existe desde hace varios años una relativa estabilidad que permite establecer perspectivas con fuerte base de que puedan cumplirse, con la salvedad sí de que contrariamente a lo que ocurre con otras naciones, nuestro país está sujeto en gran medida a los avatares externos y por lo tanto hay componentes fuertes de incertidumbre a la hora de formular una ecuación como la que plantea por ejemplo el Banco Mundial respecto a nuestra suerte para el presente año.
El organismo financiero internacional publicó el miércoles –como recoge EL TELEGRAFO-- sus previsiones de crecimiento económico en el mundo, en las que en términos generales se advierte una revisión a la baja respecto a anteriores proyecciones. En el caso de Uruguay se indica que también verá decrecer su nivel comercial e industrial, como consecuencia del contexto internacional, teniendo en cuenta que la actividad comercial en el mundo crecerá un 2,5% al cierre del año en curso, una merma de 1,1 puntos porcentuales respecto a lo informado en junio del 2011.
De acuerdo a este informe Uruguay crecerá un 4 por ciento este año, en coincidencia con las cifras que maneja el gobierno de nuestro país, mientras que para 2013 la institución bancaria mundial prevé que el porcentaje alcance el 5,1%.
En términos comparativos, durante 2012 se estaría dando una desaceleración del crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI), en relación al 5,5% obtenido el año pasado.
De concretarse estos pronósticos o proyecciones, correspondería evaluar que aún con un crecimiento menor al año anterior, Uruguay sostendría una línea de crecimiento que es encomiable considerando el escenario internacional.
En este 2012 no es un secreto para nadie que la perspectiva de crecimiento global se debilitará especialmente por los problemas de la zona euro y el enlentecimiento de las economías de las naciones emergentes. No es buena noticia en este contexto que los países desarrollados crecerán un 1,4 % y los emergentes un 5,4 % en 2012, lo que significa una rebaja de los pronósticos de 1,3 puntos y 0,8 puntos, respectivamente, respecto a lo previsto en los datos ofrecidos el pasado año.
Es indudable que en el comienzo de 2012 el mundo muestra cada vez más señales de enfriamiento que repercutirán de alguna manera sobre nuestro ciclo económico, porque las cosas van a cambiar en el corto plazo en el mundo desarrollado, sobre todo en Europa, donde la mayoría de países vivió por encima de sus posibilidades, fundamentalmente en los casos de Portugal, Grecia, España e Italia, y afrontan un fuerte endeudamiento que procuran abatir a través de medidas de austeridad y contención del gasto.
En lo que refiere a la exportación, en nuestro carácter de vendedores de productos primarios, es decir prácticamente sin valor agregado, vinculados fundamentalmente con la alimentación, contaremos con una demanda que puede verse afectada porque necesariamente habrá reducción del consumo en las naciones del Primer Mundo, como consecuencia de un ahorro que ya se ha iniciado, y los grandes abastecedores como China también deberán adecuarse al nuevo escenario, con una posible menor producción y de la consecuente demanda por materias primas.
Ello quiere decir que en este escenario complicado, la perspectiva de un crecimiento de un cuatro por ciento para Uruguay, si se concreta en los hechos, no es nada mala.
Es de esperar que el equipo económico de gobierno esta vez considere imprescindible consolidar esta tendencia adoptando medidas que permitan limitar el gasto del Estado y tener la prudencia para que un retorno a coyunturas normales en la economía mundial, que esperamos que se manifieste pronto, nos encuentre con menos flaquezas y por al menos en retroceso de nuestros problemas estructurales de siempre.