Paysandú, Martes 31 de Enero de 2012
Opinion | 29 Ene Por décadas hemos sostenido que Paysandú, tanto la ciudad como el departamento, tienen características que las hacen ideales para promover el turismo temático, y muy especialmente histórico. Los hechos de toda índole registrados en nuestro territorio generan tantos recuerdos que resulta tarea sumamente difícil llegar a realizar una enumeración relativamente completa, lo que resulta, en definitiva, un valioso capital que deberíamos aprovechar no sólo desde el punto de vista docente.
Si bien resulta absolutamente necesario que los sanduceros conozcamos todos los hechos que han ido moldeando nuestra idiosincrasia, sería un interesante aporte la instrumentación de una corriente de turismo temático que fortalezca la actividad económica del departamento.
En este sentido, el pasado está y el presente nos ofrece una nueva posibilidad generada por la tecnología como para plantear un futuro inmediato con posibilidades infinitas.
Y, como los hechos son los que determinan la viabilidad de los proyectos vamos a tratar de describir el funcionamiento de un servicio que, con la tecnología disponible hoy, podría estar funcionando mañana.
Veamos: un turista, o un grupo de ellos, llega a Paysandú. En la Oficina de Turismo contrata por unas horas un servicio especial que puede recibir en su teléfono celular si tiene la tecnología adecuada o, de lo contrario, arrenda una “tableta” en la que recibirá la información.
Sale a calle 18 de Julio y pone el móvil en funcionamiento. Inmediatamente el equipo comienza a hacerle saber dónde se encuentra y, especialmente, la valiosa historia del lugar. “En este sitio se encontraba el ‘Baluarte de la Ley’, allí estaba la Estatua de la Libertad, destrozada por una bala de cañón en el primer día de bombardeo” y simultáneamente le va ofreciendo opciones para ver una representación del cañoneo o imágenes de la armada brasileña surta frente al puerto local, o a Leandro Gómez recorriendo el perímetro defensivo acompañado por sus oficiales.
Poco después, puede preguntarle si desea visitar el sitio donde se encuentra sepultado uno de los caballos sanduceros que realizaron la hazaña de unir Paysandú con Nueva York y en caso de contestar afirmativamente le indicará la forma de llegar hasta allí.
Unos metros después el móvil le informará que está muy cerca del lugar donde Gabino Ezeiza cantó su Saludo a Paysandú y guiará al visitante mientras le hace escuchar la famosa canción grabada por el propio Gabino en 1912.
Y, por ejemplo, tras mostrar la esquina donde cayó muerto Lucas Píriz, si se ha indicado el interés en la historia de la música, presentará el lugar donde Alfredo Gobi instaló su salón de baile “Petit Palais” para luego guiar hasta la casa donde nació el músico mientras irradia tangos festivos y milongas que el sanducero grabó en París en los primeros años del Siglo XX.
Lo que hemos planteado es sólo una burda muestra del enorme, gigantesco, material que existe sobre la historia de Paysandú y lo fundamental es establecer claramente que ahora se puede llegar a ofrecer ese servicio, que parece sacado de la ficción científica pero que se trata de “una guía de audio y video basada en tecnología GPS y realidad aumentada”, desarrollada en Uruguay.
El dispositivo, que está en funcionamiento en el Museo de Arte Precolombino (MAPI) de Montevideo, “permite un mejor aprovechamiento de la visita al museo. Mediante posicionamiento geográfico y el reconocimiento de imágenes, se pueden escuchar audio, leer textos, ver fotografías y mapas referidos a las piezas exhibidas en la exposición permanente”.
La propuesta resulta apasionante si la vemos del punto de vista didáctico, turístico y como un gran generador laboral y cultural pues debería apoyarse en un vasto emprendimiento basado en un “instituto” histórico, un equipo de guionistas, actores, músicos, directores de escena, escenógrafos, locutores, camarógrafos y por supuesto, expertos en sistemas.
Es un desafío sin duda complejo, acaso complicado, quizás demasiado ambicioso pero, se trata de la clase de iniciativas que históricamente nos han gustado a los sanduceros: esos casi imposibles, muchos de los cuales hoy son realidades palpables.
Por otra parte, lo más difícil es empezar: una vez hecho esto no es necesario contar con guías permanentes con amplios conocimientos, que resulta demasiado caro para la Intendencia y cada vez más difícil de conseguir los recursos humanos.
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