Paysandú, Miércoles 01 de Febrero de 2012
Locales | 01 Feb Washington Lanterna, sanducero, nació en 1931 en el hogar de Felipe Lanterna y María del Carmen Strossi quienes le dieron dos hermanos, Elsa y Ruben. La casa paterna estaba ubicada frente a lo que en aquel entonces era una calle de tosca (la actual avenida Entre Ríos) en la zona donde hoy está el complejo deportivo municipal “Irene Sosa”. Recuerda que “en ese lugar estaba la recordada fábrica Polar que, elaboraba el hielo que consumía Paysandú y la carnicería de mi padre, que era nacido en Gualeguaychú, Entre Ríos y sanducero por adopción. Lo curioso es que en ese lugar aún existen dos chalés que prácticamente no han tenido modificación”.
Nos comenta que cursó Primaria “en la Escuela Nº1 cuando estaba en 18 de Julio y Piedras (Carlos Albo) frente al baldío de lo que un poco más tarde sería el Liceo Departamental donde hice la Secundaria. Ingresé a la Facultad de Medicina en Montevideo en el año 1951, aprobando todos los cursos para recibirme como médico cirujano en 1961. Como es público y notorio me trasladé a Paysandú donde comencé con el ejercicio de mi profesión tanto en la parte clínica como quirúrgica. Por entonces existía la medicina hospitalaria que estaba a cargo del Ministerio de Salud Pública, en nuestro Hospital Escuela del Litoral ‘Luis Galán y Rocha’, y la medicina privada en los sanatorios (Modelo, Pasteur y Sanducero) que eran propiedad de algunos médicos locales. No existían las mutualistas médicas y menos aún el sistema nacional integrado, como se cuenta actualmente”.
El doctor Washington Lanterna trabajó intensamente en el servicio hospitalario, muchos años en forma honoraria, hasta ganar un concurso de Oposición y Méritos realizado en Montevideo. “Considero que esa época, la de mi llegada a Paysandú y a posteriori, fue ‘de oro’ para el Hospital Escuela del Litoral, pues su plantel de médicos era reconocido en todo el país. Le cito algunos de ellos: los doctores Julio Piñeyrúa, los hermanos Jorge y Fernando Burjel, Arnoldo Lischinky, Armando Lanfranconi, Marcelino Pino y otros médicos, de todas las especialidades, que conformaban un excelente grupo de trabajo. Se atendía un volúmen muy grande de pacientes que no podían costearse la asistencia médica privada y todos íbamos al hospital desde las 7 a las 13 horas”.
Cuatro quirófanos
Acota nuestro entrevistado que “se operaba mediante coordinación en casi todas las especialidades en los cuatro quirófanos hospitalarios. Y le repito que la mayoría de los cirujanos no tenían cargos remunerados en el Ministerio de Salud Pública, pero ello no importaba, aunque sí luego llegaban los concursos que se realizaban en la capital de la república y se podía acceder a un sueldo en la función pública. Pero, de todas maneras, lo único que importaba era el servicio a los pacientes que recurrían al Hospital”.
Nos comenta que “personalmente viajaba a Montevideo para hacer la especialidad de Neurocirugía, la que logré en tiempo y forma. Fue entonces que comencé a operar a los pacientes en mi especialidad tanto en el HEL como en Comepa, institución de asistencia médica colectiva que (para entonces) ya se había formado en Paysandú. Paulatinamente se integra un grupo de trabajo con varios especialistas: los doctores Loyda Ponce neuróloga médica, el doctor Ernesto Oribe oftalmólogo, doctora Ruth Petraglia anestesista, todos necesarios para estudiar los enfermos neurológicos y así llegar a un diagnóstico que muchas veces era factible de ser quirúrgico”.
Centro neuroquirúrgico
Recuerda el doctor Lanterna que “en Paysandú se formó y funcionó un Centro Neuroquirúrgico que en el Hospital en aquellos momentos, pioneros de la especialidad, atendía pacientes locales y de los departamentos de la región. Posteriormente, una vez organizada Comepa que adquirió los sanatorios privados y nos proporcionó todos los elementos necesarios para el desarrollo de la especialidad, se hizo imprescindible contar con un tomógrafo axial computado considerado fundamental para el diagnóstico neuroquirúrgico”. En los hechos, como también lo explica para que lo pongamos en esta nota, significó dejar aquella etapa que era obligatoriamente empleada de veinticuatro horas en observación a quienes habían sufrido golpes en la cabeza (para controlar posibles dilataciones de sus pupilas, uno de los síntomas que delatan la hemorragia cerebral) ya que se le puede realizar una tomografía y saber si existe tal lesión. Un poco antes en el tiempo, el doctor Washington Laterna, junto al doctor Armando Lanfranconi iniciaron en Paysandú la técnica de la microcirugía lo que les permitió abordar otras intervenciones mucho más complicadas, aportando incluso en el inicio, el propio instrumental de microscopio, agujas e hilos especiales.
El doctor Lanterna continúa con su relato diciéndonos que “de esta manera el Centro Neuroquirúrgico se traslada al Sanatorio Modelo donde teníamos todas las facilidades para un estudio adecuado a efectos de un correcto diagnóstico. Se comenzaron a operar los aneurismas cerebrales que venían de todas las ciudades cercanas a Paysandú, habiéndose intervenido quirúrgicamente alrededor de 300 casos que tengo registrados en la computadora”.
Aclara que “hace ya más de un año que tuve que jubilarme al llegar la edad obligatoria de acuerdo a la ley y Comepa formó un Centro Neurológico y Neuroquirúrgico que abarca toda la región del Litoral (cuenta con el aporte de la Cátedra de la especialidad de la Facultad de Medicina a cargo del doctor Saúl Wajskopf) interviniendo los doctores Mario Lanterna, Ramiro Lima y varios neurocirujanos más, junto a la neuróloga Loyda Ponce y demás profesionales de la especialidad. Este equipo de neurocirujanos cubre todas las guardias de la especialidad tanto en policlínica como urgencia. Justo es destacar que Comepa mantiene ese centro de la especialidad que cubre al Ministerio de Salud Pública y como digo, parte de la región Litoral”.
El doctor Washington Lanterna no quiso referir a anécdotas profesionales particulares puesto que entiende que la totalidad de la tarea médica y más aún, en neurocirugía, tiene que ver con un trabajo en equipo que sea eficientemente realizado por todos los médicos intervinientes.
Por lo mismo y aclarando sí que “se siente satisfecho de haberme dedicado a esta profesión y encarado la especialidad de la Neurocirugía”, su reflexión no es personal: “Esto que les cuento para ‘Pasividades’ no es más que un pequeñísimo resumen de la historia de la especialidad en Paysandú, pero muestra que el Hospital tuvo un valioso papel en su momento y que Comepa ha sido una institución de avanzada en el Interior del país, cuenta con toda la tecnología actual para resolver los casos de enfermos neuroquirúrgicos y creo, sin temor a equivocarme, que actualmente con gente joven en la Medicina, se proyecta hacia un futuro promisorio en bien de toda la sociedad sanducera”.
Historiador
El doctor Washington Laterna cuenta con dos libros en los que se resumen con agilidad y datos precisos, las vivencias de los dos hospitales de Paysandú. El primero “de sangre” que tuvo Paysandú desde mediados del siglo XIX y que en su momento llevó el nombre del recordado impulsor del Paysandú moderno, el Cnel. Basilio Pinilla, ubicado en la manzana de Leandro Gómez, Montecaseros, Sarandí y Zorrilla de San Martín. El segundo editado con su firma se titula “Debido al pueblo” y es la historia del Hospital Galán y Rocha, Hospital Escuela del Litoral, en el tramo de 1915 --fecha de su inauguración-- y 1965. Lecturas de referencia para quienes deseen aproximarse a lo que fue la evolución de la Medicina hospitalaria en Paysandú.
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