Deportes | 29 Ene Artigas le sentó bien. Paysandú tuvo la posibilidad de liquidarlo en el primer tiempo, y la desperdició; sufrió en el complemento, le costó hacer valer la superioridad numérica, pero finalmente pudo pegar, liquidar todas las aspiraciones del local, y traerse de la frontera tres puntos fundamentales en sus aspiraciones de campeonato.
La selección mayor de Paysandú dejó en claro en Artigas que quiere título. Que va a ser un hueso durísimo de roer. Que pudo haber dejado aquellos dos puntos de local ante Rivera, pero que puede sumar de a tres fuera de casa, como sucedió en el debut ante Tacuarembó. Y, como quien no quiere la cosa, se va probando el traje de candidato. Anoche, como sucedió ante Rivera una semana atrás, volvió a hacerse fuerte de mitad de cancha hacia adelante. Superó algunos errores en la última línea, algunos desaciertos del arquero a la hora de rechazar, y pudo recuperar la pelota en mitad de cancha para encender el circuito futbolístico que tuvo en esta oportunidad varias piezas en el engranaje.
Porque aunque podría suponerse que la Blanca de Ramón Silvera planteaba un equipo más peleador, estaba lejos de resignar llegar al arco rival. Y Artigas lo sufrió pese a que por varios minutos tuvo el dominio del balón. Tanto, que debió sacar la pelota de la línea; que un tiro libre de Milán se fue apenas arriba; que el golero ligó cuando Soria, bien perfilado, le pegó suave a la pelota; y que Richard Martínez desperdició su chance.
Artigas tuvo una clara, y la dejó pasar. Y Parodi, con el golero vencido, increíblemente no pudo definir en el área chica.
Es cierto que Paysandú no fue dominador. Pero tuvo las mayores chances de gol ante un rival que, con el paso de los minutos, iría perdiendo el rumbo. Es que fue sumando expulsiones, y las manos de Rotundo, que se repuso por alguna salida fallida en el primer tiempo, colaboraron en dos o tres ocasiones para mantener su valla en cero, con grandes atajadas.
Y Artigas se murió. Se enredó, se puso de mal humor ante un rival que apostó a hacerse fuerte en la mitad de la cancha, esperando desgastar al rival en búsqueda de un contragolpe salvador. Ya con dos hombres de menos, el local hacía el intento por hacerse de la pelota, pero Paysandú le daba batalla, aunque le costaba a la Blanca poder hacer valer la superioridad numérica. Pero una subida de Chubrega terminó en un centro que Patritti transformó en gol, en tres puntos fundamentales, sacándose la mufa del partido anterior, cuando pudo haber marcado cinco goles y debió conformarse con uno.
Esta vez el delantero se sacó el gusto y Paysandú, con un trabajo ordenado, no perdonó a un rival desnorteado, sorprendido. Aunque, justo es decirlo, el equipo sanducero debió haber pegado en el primer tiempo, cuando hizo su mejor papel, para no sufrir tanto.
Lo cierto es que, más allá de todo, está en carrera. Y el próximo fin de semana visitará a Rivera, con el objetivo de dar otro paso más rumbo al gran objetivo, y después liquidar las cosas en los dos partidos que quedarán en casa.