Paysandú, Viernes 03 de Febrero de 2012
Locales | 30 Ene El desfile de carnaval del sábado permite determinar que hay avances en algunas categorías en tanto otras no parecen cómodas en el contacto con el público fuera del escenario. Asimismo, permite indicar que hay un lento pero claro avance del carnaval de desfile en el interior del departamento, así como desde los barrios de Paysandú.
La gran ausente del desfile fue la comparsa Verde Esperanza, que aparece como la mejor preparada a lo largo de los últimos años. No obstante, la comparsa indicó que no estuvo presente porque la comisión de carnaval no accedió a cubrir sus costos operativos.
Entre los que sí participaron, sorprendieron gratamente en general las comparsas y lubolos, porque todos demostraron avances interesantes, si bien hay todavía bastante camino por andar. Abrió el desfile la comparsa “Volviendo a danzar”, con una batería de 18 instrumentos, que realizó una digna presentación pese precisamente a una percusión con reducidas posibilidades.
Siguió “Los Diablos” de Orgoroso, con 30 integrantes en la batería, un vestuario bien realizado en verde y blanco. Aunque en la batería hay muchas panderetas, el grupo se las ingenió con buenas variaciones musicales para brindar un buen espectáculo. Las dos comparsas compartieron la misma carencia básica, que se extiende por igual al resto de las comparsas y lubolos, que es la falta de un buen cuerpo de baile. Los niños son quienes desfilan y obviamente, están en pleno aprendizaje.
Continuó otra comparsa del interior, “Los Romerillos” de Porvenir, con 38 instrumentos que desfiló con la batería muy compacta, al estilo brasileño. En general las comparsas del interior del departamento se destacaron por realizar un desfile compacto. Si bien tienen pocos integrantes, no ocuparon grandes espacios que en realidad conspiran contra lo que debe ser un desfile fluido, pleno en colorido y ritmo. Por el contrario, mostraron lo que tienen, con alegría y desenfado, y eso es lo que debe esperarse de cualquier grupo.
Cerrando el paso de comparsas, desfiló “Velo Samba” del Farol Comunitario del Velódromo, con 31 instrumentos, con trajes en naranja y negro, que brindó también un desfile atractivo, aunque aquí comenzaron a aparecer los largos intervalos que caracterizaron el resto del desfile.
Detrás, “Los P-Que’s”, el grupo de humoristas que dejó en claro a su paso que no se prepararon para desfilar y simplemente integraron el desfile pero no aportaron a su desarrollo. Tras la primera murga, “Los del Baldío”, fue el turno de “La Gozanegra”, que utilizó un estilo bien diferente a “Los Romerillos”, extendiendo sus integrantes por varias cuadras, cuando en realidad lo más apropiado hubiera sido concentrar sus integrantes, para que no terminaran desfilando tan solos y en parte lejos de los tamboriles, 45 lonjas en total. Si bien también le falta un buen cuerpo de baile, sobre todo con muchos integrantes, mostró avances en ese sentido.
El desfile siguió con los otros grupos lubolos, la reina de carnaval, las otras murgas, los parodistas, la revista hasta el final con “Bella samba” del barrio Artigas. Con una batería de 47 instrumentos y un centenar de participantes, vestidos en azul y blanco, fue sin dudas la sorpresa del desfile, marcando firmemente el camino por el cual los conjuntos de desfile deberían transitar. Buena instrumentación, variedad de instrumentos de percusión y un cuerpo de baile interesante aunque de nuevo siguen siendo mayoría los niños.
Por un mejor carnaval
En el desfile quedó claro que hay grupos que prefieren el carnaval de escenarios y otros que se juegan por los desfiles, por el contacto con el público en las veredas. Las transformaciones se hacen urgentes y hay que indicar que es tiempo que se comience a cobrar entrada a los desfiles, aunque parezca una medida antipática. Porque no hay otra manera de financiar a los grupos de carnaval que cobrando entrada, como ocurre en prácticamente toda la región.
La forma de incentivar la presencia de más grupos, especialmente comparsas y lubolos, es mediante buenos y consistentes precios, que deben salir sin dudas del cobro de entradas, accesibles, baratas, pero que hagan crecer al carnaval sanducero. Algo de lo que mucho se habla pero se sigue sin lograr. Hay esfuerzos individuales, grupales o barriales, cierto es. Bienvenidos sean. Pero es imprescindible no pensar en carnaval después de año nuevo, sino hacerlo apenas se proclaman los triunfadores del concurso oficial, que es el último acto de cada carnaval.
Y ni siquiera lo tiene que hacer la Intendencia. Lo deben hacer las personas que se autoconvoquen por un mejor carnaval. Pensando, planificando con anticipación es como se logra pasar del dicho al hecho. Si Paysandú se merece un mejor carnaval y especialmente mejores desfiles, no solo es cuestión de esperar que la Intendencia convoque, establezca premios y organice. Empero ahora es tiempo de disfrutar de este carnaval, y cuando llegue el momento de quitarse el maquillaje, quizás entonces pueda surgir una convocatoria para émulos de la más famosa estatua de Rodin y para entre varios pensar cómo hacer un mejor carnaval. Así, así será más divertido para todos.
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