Opinion | 31 Ene Controlar el tráfico aéreo de un país no es sencillo. Menos aún sin instrumentos. Los principales medios de comunicación nacionales divulgaron en la víspera la noticia de las fallas ocurridas el domingo en el funcionamiento del radar del Aeropuerto Internacional de Carrasco, que ayer volvió a operar con normalidad.
No obstante, la interrupción de este servicio fundamental para la operativa aérea dejó al descubierto una compleja situación en la tarea del contralor del tráfico aéreo y la protección de la soberanía del país por vía aérea.
El domingo la empresa Pluna tuvo que cancelar 14 vuelos y al menos 20 se vieron demorados. Pero además se supo que desde hace diez días no funciona el radar que opera en Durazno y que controla el tráfico aéreo en el norte de Salto y Rivera y en todo el departamento de Artigas.
El presidente del sindicato de Controladores Aéreos, Enrique Moreni, dijo a El País que se trata de una situación grave porque al no contarse con esa posibilidad de control buena parte del territorio nacional queda en una “zona ciega”.
No se trata tampoco de una zona de bajo riesgo, sino que por el contrario, es una zona que en más de una oportunidad han sido detectados cargamentos de drogas que los narcotraficantes arrojan desde avionetas. Por otra parte, en más de una oportunidad los escuadrones del aire que protegen nuestro espacio aéreo han tenido que salir a disuadir aeronaves intrusas que vuelan sin las autorizaciones legales y operativas que corresponden.
Sin embargo, el problema no termina ahí porque, según el dirigente sindical, el radar de Santa Clara del Olimar no está operativo desde su instalación, en 2009 por “problemas de comunicación” y a pesar de los reclamos de los trabajadores --en Carrasco se deberían trabajar con cuatro señales, la propia y otras tres provenientes de Ezeiza (Argentina), Durazno y Santa Clara del Olimar--, la Dirección Nacional de Aviación Civil e Infraestructura Aeronáutica no ha dado explicaciones de por qué no está operativo a pesar que en esa zona transitan vuelos comerciales del norte argentino, así como de Mendoza y Chile con destino a Brasil.
En definitiva, parece ser que el desperfecto de Carrasco dejó a la luz una serie de problemas del contralor aéreo nacional, donde hay notorios problemas y carencias que, por razones de seguridad y control del delito, deberían solucionarse cuanto antes.