Paysandú, Sábado 11 de Febrero de 2012
Rurales | 07 Feb Y un día todo cambió. ¡Y vaya si cambió! Fue un domingo con más de 100 milímetros en prácticamente todo el departamento y lluvias que en una semana superaron los 200, lo que no solo cambiará el panorama de los campos naturales y cultivos, sino fundamentalmente cambió el ánimo de los productores que dejarán de pensar por un tiempo en la falta de precipitaciones y podrán encarar con mayor tranquilidad la producción en sus predios.
“El ánimo es otro al que teníamos una semana atrás”, dijo a EL TELEGRAFO José Ramos, productor de la colonia José Batlle y Ordóñez que el lunes pasado vendía ovejas de su predio en el local de la Liga del Trabajo de Guichón para aliviar los campos, cada vez más complicados por la sequía.
Aunque reconoció que para algunos “el agua es mucha, pero para esta región y los campos de basalto viene en un momento justo. Para quienes trabajamos en ganadería esta lluvia fue espectacular”, subrayó.
Ramos explicó que “los arroyos desbordaron y crecieron rápidamente, notándose incluso que para la zona de la Cuchilla de Haedo llovió más, por la fuerza que traía el agua y lo crecido de los arroyos y ríos”. En cuanto a la caminería, sostuvo que “no es que (los caminos) estén intransitables, pero sí están bastante feos”.
En esa zona ubicada a unos 10 kilómetros de la ciudad de Guichón llovió 210 milímetros desde el martes pasado. “El agua ya se fue de los campos, pero ahora las cañadas y tajamares juntaron bastante agua y en ese aspecto la situación es otra”, precisó.
Manifestó que este lunes “salió el sol y ya se nota rápidamente el cambio del color de los campos, ahora hay que esperar que se acomoden con las pasturas, para lo que hay que aguardar algunas semanas”. Dijo que ahora hay que prepararse para el invierno, que “estaba aparentando feo. Habrá que hacer algunas reservas en algunos potreros y así por lo menos tener algo de pasto para el comienzo del otoño”.
cultivos
Para los cultivos de verano la lluvia de la última semana “era muy esperada y viene muy bien”, indicó a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Luis Simean, gerente de Copagran, filial Paysandú. Explicó que los primeros milímetros de mediados del mes de enero “hicieron que los cultivos sobrevivieran y esta última lluvia da para mirar hacia adelante con otra expectativa”.
En los cultivos donde la pérdida de plantas no había sido grande, “creemos que se va a recuperar una parte importante del potencial de rendimiento, tanto en soja como sorgo”. De todas maneras, entiende que “algún problema de rendimiento habrá en aquellas chacras que se sembraron sobre fin de año, en los últimos días de diciembre o primeros días de enero, con plantas que apenas alcanzaron a nacer y durante un mes prácticamente no tuvieron lluvias, perdiéndose las plantas”.
Simean se refirió a los cultivos que estaban relativamente bien implantados, tanto los de primera como los de segunda que se sembraron temprano y habían logrado una buena implantación. “Tenemos expectativas que expresen su potencial de rendimiento”, dijo.
Indicó que la gran cantidad de agua caída en pocas horas “no tendrá impacto negativo en los cultivos. Por supuesto que lluvias como la del domingo pueden tener algún efecto sobre la erosión del suelo. Hoy, con los cultivos ya implantados y una cobertura de suelo, el problema es menos grave si hubiera sido en momento de la preparación de chacras, en plena siembra o con los suelos descubiertos”. Acotó que los cultivos “van a aprovechar muy bien estos más de 100 milímetros que han caído”. En el aspecto sanitario, Simeán explicó que “habrá que empezar fuerte con las aplicaciones, ni bien se pueda entrar a las chacras, lo que será dificultoso por algunos días”.
“Seguramente aparecerán problemas de malezas y habrá que hacer aplicaciones de herbicidas, lo que estábamos viendo antes incluso de la lluvia del domingo. Ahora con estos días de calor y mucha humedad, van a aparecer problemas de hongos e insectos, por lo que febrero será un mes de mucha aplicación de insecticidas y fungicidas”, dijo.
En la región
Las lluvias generan habitualmente un gran alivio a las zonas ganaderas más afectadas y las recientes cambiaron el ánimo de los productores. En Rivera, donde había serios problemas de aguada, con cañadas cortadas y tajamares que se habían secado, haciendo peligrar la condición corporal del ganado y principalmente la producción de terneros en el rodeo de cría que está en pleno servicio, las lluvias del fin de semana fueron muy bienvenidas. Aunque no solucionó por completo la situación, en muchos casos la mejoró. El agua significó un respiro para los campos que empezarán a rebrotar de nuevo, en tanto persiste el problema para aquellos productores cuyos tajamares están bajos o secos y todavía no repuntaron.
En ese departamento, las menores precipitaciones se registraron en Caraguatá o Paso de los Toros con 60 milímetros, habiendo registros de hasta 120 milímetros en Piedra Sola.
En Tacuarembó llovió en todos lados y se terminó la seca, pero aquellos que tienen problemas de pasto --porque hay campos que están muy cargados-- siguen algo complicados, dijo a El País Rafael Menéndez, presidente de la Asociación Rural de Tacuarembó. En cuanto a cultivos agrícolas, en parte de Soriano, Colonia y Río Negro --donde está el 70% de la agricultura granelera-- las lluvias no solucionaron la caída de rendimientos en la soja, pero dieron para salvar algunos cultivos de segunda. En maíz, varios cultivos perdidos son picados.
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