Opinion | 12 Feb Un grupo de estudiantes de Enseñanza Media de Guichón representará a Uruguay en las conmemoraciones del Bicentenario de la Constitución de 1812 de España, que se desarrollarán el próximo mes en la ciudad de Cádiz. Estos jóvenes fueron seleccionados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) entre proyectos educativos de Iberoamérica para participar en los actos conmemorativos debido al trabajo de investigación arqueológica realizado sobre la Tapera de Melchora Cuenca, una de las compañeras de José Gervasio Artigas. La casa estuvo ubicada a orillas del río Queguay, a unos 40 kilómetros de la ciudad de Guichón y el trabajo desenterró parte de su verdadera historia porque no fue un rancho sino una construcción importante para la época, hallazgo que desmiente lo poco que está escrito al respecto.
El tema de investigación fue elegido porque existía poca información histórica al respecto y por ser algo local a lo que pretendían darle trascendencia, en principio en el departamento, habida cuenta de lo poco que muchos sanduceros sabemos acerca de nuestra propia historia.
Sin embargo, el grupo conformado por estudiantes del Liceo, Escuela Técnica y Escuela Agraria de Guichón, se vio sorprendido por la trascendencia de su trabajo puesto que no sólo obtuvo el primer puesto a nivel nacional en el concurso “Jóvenes del Bicentenario”, sino que además ha sido expuesto en Montevideo, Mercedes y Tacuarembó en jornadas pedagógicas, congresos de patrimonio y otras instancias. Y todo esto ocurrió sin que la ciudad capital del departamento se diera por enterada, lo cual deja en evidencia una vez más la existencia de un centralismo tan grande como el que respecto a Montevideo desde acá se reclama.
Más allá de esto, lo ocurrido es una prueba más que asuntos de interés local pueden tener también un interés universal y que proponerse metas y trabajar en ellas da sus frutos, una lección importantísima para la juventud toda.
En definitiva, la noticia, que llenó de alegría y orgullo a estos jóvenes, sus profesores y centros educativos a los que concurren, es un ejemplo más de que cuando hay docentes capaces de motivar a sus estudiantes y los apoyos necesarios de los institutos de enseñanza y las familias se pueden lograr grandes cosas.