Paysandú, Miércoles 15 de Febrero de 2012
Opinion | 13 Feb Aunque el tema parece haber quedado casi en el olvido en cuanto a la información, no está todavía superado definitivamente el problema generado por la aparición de brotes de fiebre aftosa en Paraguay, que está controlado pero para el que es necesario implementar las acciones definitivas para su erradicación y controles posteriores a efectos de dejarlo en cero.
El problema no es solo de los guaraníes ni de los países limítrofes, sino de toda la región, que es eminentemente exportadora de productos agropecuarios y sobre todo de carne vacuna, que lo que menos necesita es que de tanto en tanto reaparezca el estigma de zona de riesgo de fiebre aftosa, lo que afecta a todos los que exportan, aunque no sea directamente.
El brote apareció en setiembre del año pasado, pero como suele ocurrir, los productores en cuyos campos se registró la epidemia intentaron ocultarlo hasta último momento, de forma de no verse afectados, y lo que lograron, por supuesto, fue que los casos se difundieran a otros establecimientos, por lo que un brote que pudo haberse combatido en forma rápida y eficaz, terminó yéndose de las manos y transformado en un problema para todo el país, además de salpicar a los vecinos.
Pero, a fuerza de duros golpes, el subcontinente ha ido tomando conciencia de la importancia del control coordinado de las zoonosis como la que nos ocupa, que amenaza seriamente una riqueza invalorable. Como seguramente todos recordamos, cuando la crisis por la fiebre aftosa en 2001, nuestro país sufrió pérdidas no menores a los dos mil millones de dólares, así como la pérdida de estatus de libre de aftosa sin vacunación, que no hemos recuperado.
Están felizmente ya lejos aquellos tiempos en los que cada nación se encerraba y procuraba tapar lo que ocurría, solo para encontrarse con que la epizootia se trasladaba rápidamente de un país a otro sin reparar en fronteras políticas, pese a las medidas de control --por cierto no en todos lados con la exigencia requerida-- con la consecuencia de que toda la región se veía en pocos días amenazada por la aftosa.
El punto es que en esta oportunidad se ha trabajado coordinadamente entre los institutos sanitarios de la región, que se han apoyado mutuamente y han ofrecido y materializado ayuda a Paraguay para controlar el brote, aislar la zona y a la vez generar las medidas preventivas, sobre todo la vacunación, para establecer una barrera contra el virus.
Tenemos así como novedad reciente que el Comité Veterinario Permanente (CVP) de la región acordó hace pocas horas los términos técnicos de la cooperación con Paraguay para ayudarlo a combatir la fiebre aftosa. Los directores de los servicios veterinarios de Argentina, Uruguay, Brasil, Chile y Bolivia se reunieron la semana pasada en Asunción para definir los términos técnicos de la cooperación regional que apunta a ayudar a la ganadería guaraní a controlar y posteriormente eliminar la fiebre aftosa.
Ocurre que si bien pudo controlarse el brote que se originó en San Pedro a mediados de setiembre y luego de seis meses sin casos clínicos, cuando el servicio veterinario local levantó la emergencia, se recibió información de otro caso clínico en una pequeña propiedad en el mes de enero, lo que da la pauta del riesgo y de la necesidad de estar a tono con el desafío.
En estos días llegarán sucesivas misiones técnicas a la zona y el apoyo se centrará en colaborar con las autoridades guaraníes en el operativo de vacunación contra la fiebre aftosa que se está aplicando, así como en las inspecciones de predios en la zona problema, aprovechando la experiencia que tienen algunos de los países del Cono Sur, para identificar, si los hay, animales enfermos y asegurar la vacunación, de acuerdo a lo manifestado por el director de los Servicios Ganaderos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, Francisco Muzio.
Es plausible que entre otras medidas, además, se haya acordado el envío de frecuentes misiones técnicas a la región a lo largo del año para trabajar y ayudar también en las tareas de laboratorio, como se hiciera asimismo en el marco de la cooperación en un problema similar registrado en Bolivia.
De lo que se trata, en todos los casos, es de asumir responsabilidades por todos los actores participantes y sobre todo hacer que las medidas de prevención sean una regla y no una excepción en todos los países del área, desde que lo que le ocurra a uno será inevitablemente una amenaza para todos y lo que no se logre en forma conjunta no lo podrá lograr ningún país por sí solo, porque como ha quedado harto demostrado, estamos todos en el mismo barco.
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