Opinion | 23 Feb El feriado largo por Carnaval --así como ocurre en otras épocas clave del año para el sector-- volvió a demostrar que los centros termales del litoral uruguayo son uno de los destinos más importantes en esta época a pesar que la desestacionalización de su oferta lo hacen muy visitados durante todo el año.
En tanto, de acuerdo a datos del Ministerio de Turismo la llegada de turistas a esa zona está en franco aumento, habiendo llegado incluso en el primer semestre del año pasado a aumentar un 97,5% en comparación con el año anterior, siendo el área del país que registró el mayor crecimiento en ese período.
En paralelo a esto, hay interesantes iniciativas que se están desarrollando, como el acuerdo firmado entre las intendencias de Paysandú y Salto por el “Destino Termas”, que tiene como objetivo desarrollar un sistema turístico competitivo en respuesta a la necesidad de fortalecer el posicionamiento, atender los desafíos y unificar decisiones estratégicas en función de las nuevas tendencias y demanda de servicios turísticos en el marco de la Mesa de la Región del Litoral Termal que también integra el Ministerio de Turismo y Deporte.
No obstante, cada departamento continúa con sus propios lineamientos estratégicos en materia de turismo termal y de hecho, la competencia existe a la par de la colaboración en otras áreas puesto que en, definitiva, los turistas terminan eligiendo ir a un lado u otro. Justo es reconocer también el mayor desarrollo de infraestructura y servicios en los centros termales salteños, lo que se debe fundamentalmente a la falta de captación de inversiones y de una decisión específica del gobierno sanducero durante muchos años de considerar al turismo como una actividad fundamental para el desarrollo del Departamento.
No obstante, las inversiones anunciadas para Almirón --un centro terapéutico termal y un hotel-- dan la pauta que algo está cambiando y es necesario decir que esas acciones deben ser profundizadas y ampliadas también a Guaviyú, que actualmente se ve notoriamente limitado por la falta de infraestructura y servicios.
Son datos de la realidad a tener en cuenta, especialmente si consideramos el gran desarrollo del turismo termal entrerriano en los últimos años y la novedad del inicio de la búsqueda de aguas termales en Río Negro, específicamente en Young y Las Cañas. De concretarse el desarrollo de nuevos centros termales, sin lugar a dudas será altamente favorable para el vecino departamento pero también significará una ampliación de la oferta que las autoridades locales no deberían dejar de evaluar. El turismo genera para el país más divisas que la exportación de carne. Descuidar esa realidad, no sería razonable.