Paysandú, Lunes 27 de Febrero de 2012
Opinion | 23 Feb “Que me disculpe, pero ahorrar, no se ahorró nada. No se ejecutó lo que se tendría que haber ejecutado. Ese dinero pertenecía a la Cámara de Representantes”, señaló el próximo presidente de la Cámara de Diputados, Jorge Orrico, al referirse a los casi dos millones y medio de dólares que el actual titular de la Cámara, Luis Lacalle Pou, devolvió a Rentas Generales pocos días antes de finalizar su gestión.
Jorge Orrico, del sector Asamblea Uruguay, quien asumirá el cargo el próximo 1º de marzo, fue muy crítico respecto al “ahorro” publicitado por Luis Lacalle Pou, del Herrerismo, teniendo en cuenta que mediante una resolución publicada el pasado miércoles por el actual jerarca, la Cámara Baja transfirió 49.074.701 pesos de su Presupuesto bajo “razones de buena administración”.
Orrico, consultado al respecto por Últimas Noticias, señaló que a su juicio eso no configura un ahorro. “Significa que hubo gastos que no se ejecutaron. La Cámara aprueba un Presupuesto para que se ejecute, no para que se devuelva”, sentenció.
El diputado astorista expresó en ese sentido que en una situación de estas “se estila dejárselo a la administración siguiente, a los efectos de que se siga ejecutando. Pero la decisión está tomada. Está bien”. Expresó además que ese “ahorro” hubiera sido muy útil para ciertos proyectos que piensa implementar a corto plazo y que “se llevará un buen dinero. Hubiera venido bien”. Puntualizó que lo ideal es que se ejecute, ya que para eso se votó. “Es la primera vez que yo sepa que sucede algo así”, afirmó.
Lacalle Pou dijo no comprender el planteo del legislador frenteamplista. “Capaz pretendía que hubiera gastado más en viajes, viáticos o repartirlo. No entiendo”, aseguró.
El diputado nacionalista le ofreció a Orrico “todos los números y el balance” para demostrar el ahorro. Muy molesto, Lacalle Pou recordó que en años anteriores el dinero sobrante “se repartía entre los funcionarios” de la Cámara de Diputados.
El antecedente inmediato al respecto corresponde a febrero de 2011, al término de la gestión de Ivonne Passada (MPP - FA). En una decisión que fue observada por el Tribunal de Cuentas, Passada destinó el 25% de los ahorros generados en su período, unos 350.000 dólares, para repartirlos entre los 320 trabajadores de Diputados, distribuidos en pagos mensuales. La medida significó para los funcionarios $ 1.900 por cabeza, bajo el argumento de compensaciones por “vacantes no cubiertas”, es decir un premio encubierto para el que por supuesto no trabajaron un minuto más ni tuvieron mayor productividad en sus funciones, por las que se pagan sueldos que son de los más altos dentro del Estado, además de gozar de una gran cantidad de beneficios.
Por supuesto la tesis del futuro presidente de la Cámara de Diputados se inscribe en la arraigada visión de que el dinero del Estado es poco menos que “bienes de difunto”, una postura tradicional en el Estado, en el sentido de que se puede disponer con ligereza de ese dinero, “porque está ahí y hay que gastarlo”, cuando simplemente --y nada menos-- se trata de recursos que son aportados por todos los uruguayos a través del pago de impuestos.
Hizo muy bien el presidente saliente en devolver ese dinero de ahorros a Rentas Generales, que es el fondo común al que va a parar la enorme masa de dinero que volcamos todos los uruguayos a las arcas estatales. Es decir el trabajador, el pasivo, el empresario, el ciudadano común que espera recibir alguna contraprestación por este esfuerzo y por lo menos una mínima consideración de quienes tienen responsabilidades en el ámbito del gobierno y el Estado.
Recordamos que no hace mucho, en el caso de la Universidad de la República, el rector de la alta casa de estudios, al contar con un cuarto de millón de dólares que no había sido ejecutado del presupuesto, en lugar de devolverlo optó por la compra de butacas de lujo para el auditorio de la Universidad, cuando había mil y un mejores usos posibles para este dinero en dependencias universitarias. La razón: “había” que gastarlo de inmediato, no importa en qué.
Estas acciones poco y nada tienen que ver con la “austeridad” que pidió y trazó como elemento central de su gestión el presidente José Mujica, mucho menos aún con la responsabilidad que debe tener un gobernante ante el soberano, y reafirma como se (des)considera a los “nabos de siempre”, que somos el pato de la boda.
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