Paysandú, Martes 28 de Febrero de 2012
Opinion | 27 Feb En las últimas horas se dio a conocer el decreto del Poder Ejecutivo por el cual se dispone la puesta en marcha del denominado Plan Solar, que se enmarca en las acciones anunciadas en su momento para limitar el consumo de electricidad y a la vez generar cambios en la matriz energética mediante la incorporación de energías renovables, en lo que evidentemente Uruguay tiene un notorio déficit hasta ahora.
A partir de marzo entrará en vigencia este plan, que fundamentalmente apunta a financiar mediante créditos blandos la instalación de equipos para el calentamiento de agua con la energía del sol, lo que permitirá ahorrar energía que se utiliza comúnmente en hogares y empresas para el calentamiento de agua.
Tras largos meses de estudios, tanto en lo que refiere a la parte técnica como en la instrumentación de los créditos, se ha llegado a delinear el plan que establece líneas de crédito para instalar en los hogares colectores solares a efectos de calentar el agua, y es así que el Poder Ejecutivo encomendó la coordinación del Plan Solar al Ministerio de Industria, Energía y Minería a través de la Dirección Nacional de Energía, que colabora en el desarrollo operativo con UTE y el Banco Hipotecario.
De acuerdo a la información proporcionada por el gobierno, este plan se extenderá hasta diciembre de 2014, básicamente para reducir el consumo de electricidad en áreas en las que es posible y sobre todo conveniente derivar el uso hacia energías renovables, de forma de priorizar la electricidad para los rubros en los que resulta mucho más difícil de sustituir con poca inversión y un grado similar de versatilidad.
A través de estudios desarrollados por la Dirección Nacional de Energía (DNE) respecto a las alternativas para la reconversión a este energético, se constató que el gran obstáculo para acceder a las instalaciones radica en el monto de la inversión inicial para un hogar promedio, a lo que se agrega falta de conocimiento en cuanto a su uso por el ciudadano común.
Por supuesto, pese a que se esgriman aspectos como el desconocimiento --lo que es cierto solo en forma muy parcial-- el gran punto a tener en cuenta es la relación costo-beneficio para el usuario, sobre todo respecto al plazo de amortización de la inversión y la vida útil del equipo, y este es el aspecto clave a tener en cuenta para el usuario a la hora de decidir la inversión, naturalmente.
La gran diferencia para que efectivamente se induzca a una decisión en este sentido debe partir del gobierno en coordinación con los organismos interesados en promover el ahorro, como es el caso de UTE y el Ministerio de Industria, Energía y Minería, ante la insuficiencia de potencia eléctrica como por el costo que implica importar energía desde los países vecinos. Sobre todo, no solo es de interés general facilitar el acceso a este energía, sino que debería volcarse también un componente de subsidio desde el propio Estado, como se hace en otros países donde se han logrado con éxito reconversiones a otros energéticos por la vía del estímulo económico.
Debe tenerse presente asimismo que la factura del servicio eléctrico es un fuerte componente en los costos de los hogares uruguayos, y que a la vez UTE castiga la mayor demanda del usuario por la vía de imponer franjas de consumo que van encareciendo el costo por megavatio consumido. Ello indica que el usuario debe ser bien informado sobre cómo se le presentará la ecuación económica si adquiere un colector solar para el precalentamiento del agua que se utiliza en el calefón eléctrico, desde que de acuerdo a los estudios que se han realizado en nuestro medio no cierra para todos los consumos, sino que solo es conveniente para determinado grupo de usuarios que tiene una demanda promedio por encima de cierto valor, y hacia ellos se orienta precisamente el Plan Solar.
Ya existe una normativa, relativamente reciente, que obliga a que los nuevos edificios tengan colectores solares para precalentamiento del agua en sus instalaciones, y esta alternativa que se ofrece desde marzo a los hogares va en la misma dirección, en un país en el que la energía solar debería ser ampliamente utilizada, teniendo en cuenta las características de nuestro clima subtropical, con muchas horas de sol durante la mayor parte del año. Ello permitiría por ejemplo mantener el nivel de los embalses hidroeléctricos en caso de masificarse el uso, y así estar en condiciones de utilizar el agua para generación durante períodos críticos.
Por supuesto, no estamos ante la gran respuesta para nuestras penurias en el área energética, pero es un elemento que contribuirá a la sumatoria, junto con otros aportes, como la eoelectricidad y la producida por biomasa, para incorporar una potencia adicional a la de base hidroeléctrica y la térmica, sobre todo apuntando a reducir los períodos en que es preciso acudir a esta última y a la importación, que son los recursos más caros.
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