Paysandú, Martes 28 de Febrero de 2012
Rurales | 28 Feb No hay productor agrícola en el país que en alguna ocasión analizara alternativas para iniciar el proceso de riego en cultivos de secano. Pero seguramente al momento de pretender concretar la inversión surge alguna interrogante. Desde el punto de vista del ingeniero agrónomo Luis Giménez, experto en la investigación sobre riego en el país y con una vasta experiencia internacional, en Uruguay “no se riega porque el costo sea alto, la principal limitante para no regar es cultural”.
El profesional, que se desempeña como técnico y docente de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac) de Facultad de Agronomía, manifestó a EL TELEGRAFO que “nuestro país tiene una historia de producción de granos, y los empresarios argentinos también y siempre ha sido en secano. Vencer esa limitante de cultivos de secano a cultivos de riego es hoy el factor principal. Productores, empresarios e incluso los técnicos, tienen poca experiencia para instaurar un sistema de riego”.
Pero también establece que la mentalidad “de a poco va cambiando”. Hace 20 años hablar de riego en cultivos que no sea el arroz o caña de azúcar “era una locura total. Hoy el tema está instalado. Cuando se instala una sequía, todos hablan de posibilidad del riego”, dijo. También sostuvo que otra limitante es que “no hay fuentes de aguas en zonas que no sean las arroceras; ni siquiera hay algún programa que las incentive”. De todas formas, la tercera limitante para Giménez es el de los costos. “No es una tecnología barata, pero esa no es la principal limitante, porque los márgenes de los que han sido regados son muy positivos”, aseveró.
Regar es caro
Regar en Uruguay “es relativamente caro”, señaló Giménez. “Esto es porque las sequías también son muy caras para el país”, acotó. Un estudio de Opypa respecto a la última sequía fuerte en el país “indicó que se perdieron 300 millones de dólares con una sequía de 30 a 40 días. Este año seguramente se perderán cientos de millones por esos días que tuvimos de sequía, tanto en carne, granos, leche y pasturas”.
Regar requiere inversiones importantes en las fuentes de agua, y también gastos directos. En Uruguay, “un milímetro de agua sale, invirtiendo desde el método de riego y el sistema, entre U$S 0,5 y U$S 2, según estudio realizado por economistas. También depende si es energía eléctrica, bombas a gasoil, etcétera”, dijo.
Con la soja a un precio de 400 a 500 dólares la tonelada, “no es el mismo manejo del agua que realicemos en un cultivo de sorgo que la tonelada está a U$S 150 o U$S 180. Si podemos sacar 5.000 kilos de grano de soja, vamos a tratar que tenga muy buena disponibilidad hídrica durante todo el ciclo del cultivo, por lo que implican los ingresos, con lo que produzco”. Para el experto de la Eemac, lo que importa “es el margen que obtenga el productor. No es muchos kilos, sino la mejor ganancia”.
Suspensión por lluvias
Una particularidad de este febrero fue que se debió suspender la jornada de riego prevista para el viernes 10 de febrero, debido a las intensas lluvias en facultad. Los registros establecen que llovieron más de 250 milímetros en tres días, lo que impidió visitar los experimentos en el predio donde se cumple el Proyecto FPTA 261 que, con la colaboración de fondos del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria, se realiza en el campo de la Facultad de Agronomía en Paysandú.
Este proyecto que comenzó en 2009 tiene tres objetivos básicos. El primero pretende cuantificar pérdidas que se producen en los cultivos por deficiencias hídricas; no las que se producen en fases Niña, que son severas, sino las deficiencias normales que se producen en verano. “Son las que ocurren en los meses de diciembre, enero y febrero, con balances hídricos negativos”, explicó el profesional. Eso quiere decir que el consumo de los cultivos es inferior al potencial por dos o tres razones. Primero porque la capacidad de almacenamiento disponible de los suelos es relativamente escasa en relación al consumo. Solamente puede almacenar un 30% del consumo que requieren los cultivos. Por lo tanto, se requieren precipitaciones importantes para llegar a abastecer el consumo normal de un cultivo agrícola de verano, como maíz, soja y sorgo.
Indicó que trata de medir “cuánto se pierde en cada una de las etapas de los cultivos cuando existen deficiencias hídricas, no vinculado a una fecha determinada, sino al estado fenológico de las plantaciones. Por lo tanto, provocamos una deficiencia hídrica durante el estado vegetativo, también durante los estados reproductivos (cuando se producen períodos críticos de determinación de los rendimientos) y también en la etapa de llenado del grano”.
simuladores
Las deficiencias hídricas “las provocamos a través de una metodología experimental que fue innovadora en América Latina, que son simuladores de sequía. Son determinadas estructuras construidas en hierro y lonas de camión que colocamos en las parcelas de cultivos inmediatamente antes de cada evento de precipitación y las sacamos inmediatamente después de ocurridas las lluvias. De esa manera provocamos las deficiencias hídricas vinculadas al estado fenológico de las plantas”.
Citó como ejemplo, “un tratamiento que durante la etapa vegetativa del cultivo tiene deficiencias hídricas, mientras que en el resto del ciclo regamos el cultivo. Esto nos permite medir cuánto se pierde por deficiencias hídricas en la etapa vegetativa del cultivo. Además, con un tubo enterrado en la parcela a un metro de profundidad medimos la humedad del suelo. La medimos desde el momento de la emergencia hasta la cosecha, lo que nos permite establecer cuánto se pierde en los rendimientos en las diferentes etapas del cultivo”.
rendimiento
Otro de los objetivos “busca determinar el rendimiento potencial de los cultivos de verano en Uruguay. El país no tiene información de cuál es el techo ecológico para producir (en nuestras condiciones) cultivos de verano, que en la última década han sido los de mayor importancia económica en el país, incluso superando el año pasado a las exportaciones de carnes. En ese marco, se estudian las cosas que podemos variar del suelo, como la nutrición de los cultivos, la fertilización nitrogenada y el agua”.
Estrategia
El otro objetivo trata de definir la estrategia de riego en los diferentes cultivos. “En los países áridos y semiáridos riegan durante todo el ciclo del cultivo, pero en nuestras condiciones ese sistema no es lo más conveniente para los tres cultivos de verano desde la emergencia hasta la cosecha”, añadió. Giménez sostuvo que en Uruguay “tenemos especies que son muy diferentes fisiológicamente, por lo tanto es factible que la respuesta del riego sea distinta. Otra razón por la cual estamos estudiando estrategias de riego es porque regar en el Uruguay es relativamente caro. Hay que hacer inversiones en las fuentes de agua y también hay que pagar los costos de producción, como energía eléctrica o combustibles fósiles para bombear el agua desde la fuente hasta los cultivos”. Durante los dos últimos años de ensayo potencial, “nuestro techo de producción en cultivos regados en Uruguay a nivel experimental, dan entre 14.000 y 16.000 kilos de grano de maíz por hectárea. De 10.000 a 12.000 kilos de grano de sorgo y en soja entre 5.000 a 7.000 kilos, en este caso en un año Niña como el anterior”.
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