Opinion | 08 Mar Con distintas actividades a lo largo y ancho del territorio nacional, Uruguay se suma hoy a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, que cada año pretende convocar a la reflexión y ser un llamado de conciencia sobre la situación y el rol de la mujer a la interna de nuestras sociedades.
Los organismos internacionales como la Unesco y las Naciones Unidas están llamando la atención respecto a que hogares rurales encabezados por mujeres se encuentran entre los más vulnerables del mundo de entre los 1.400 millones de personas que viven en situación de extrema pobreza en los países en vías de desarrollo.
Mujeres y niñas constituyen el 60% del total de personas que padecen hambre crónica en el mundo, en tanto que los desafíos a los que se enfrentan para acceder a la educación son también enormes en muchos países, por lo que resulta un imperativo proteger sus derechos y secundar sus aspiraciones.
En nuestro país las estadísticas muestran también un proceso de “feminización de la pobreza”, traducido en una importante cantidad de mujeres jefas de hogar en este sector de la sociedad, en tanto que existen otros problemas transversales como la violencia y desigualdades en el hogar y el ámbito laboral.
Si bien no se registran grandes casos de desi gualdad, persisten en algunos espacios diferencias muy finas y sutiles. Según apreció, aún se plantea cierta discriminación a la hora de acceder a puestos de trabajo porque las responsabilidades familiares todavía recaen sobre las mujeres, provocando que aún cuando consiguen empleo deben renunciar porque no tienen apoyo en el cuidado de sus hijos.
En un país en que las mujeres acceden en mayor número que los hombres a la enseñanza terciaria, son todavía pocas las que llegan a puestos de decisión para los cuales están preparadas. Por otra parte, a pesar de la aprobación de la ley de cuotas, las mujeres políticas siguen dando batalla dentro de los partidos para que se respeten los logros alcanzados.
Mucho falta todavía pero no es menos cierto que han habido avances importantes, especialmente en materia laboral, como la reciente aprobación de una norma que prohíbe a las empresas exigir el test de embarazo cuando van a contratar personal, la consagración legal de derechos de las trabajadoras domésticas y otros previstos, como la equiparación de las licencias por maternidad en el sector público y privado facilitando que las trabajadoras del privado puedan tener el mismo sistema de medio horario por lactancia y otros beneficios como sus congéneres que trabajan en dependencias del Estado. Son pasos que se han ido dando y le hacen mucho bien no a las mujeres en particular sino a todos.