Opinion | 06 Mar Vecinos de Quebracho, nucleados en la Mesa Zonal, están iniciando una interesante experiencia vinculada a la puesta en valor y mejora del patrimonio natural e histórico de la zona. Se trata de una propuesta que plantea al turismo ecocultural como herramienta para la conservación de los valores naturales y culturales de la zona denominada Saladero Guaviyú, en el municipio de Quebracho, a orillas del río Uruguay en la desembocadura del arroyo Guaviyú, en unas 13 hectáreas propiedad del Instituto Nacional de Colonización, en comodato con la Intendencia de Paysandú.
Las ruinas del Saladero San Pedro de Guaviyú testimonian la actividad que marcó un período económico de nuestro país y tales valores no han tenido hasta el momento un plan de conservación y estudio arqueológico que posibilite su puesta en valor patrimonial ni han contado con un programa de gestión y preservación de flora.
De acuerdo a lo informado, las acciones propuestas pasan por identificar áreas y crear recorridos interpretativos, conservación del monte nativo, realización de eventos asociados a momentos de “alta temporada” en las Termas de Guaviyú, así como un plan de gestión ambiental sostenible de mediano plazo y de carácter público privado.
Esto es posible gracias a que su propuesta fue seleccionada por el Programa de Pequeñas Donaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), a lo cual se agrega un convenio con la Intendencia para mejora de la infraestructura.
Quienes conocen Saladero Guaviyú saben que es un bellísimo lugar a orillas del río Uruguay y que también permite actividades como la pesca y el camping. Quienes conocen su historia, saben que las ruinas allí existentes son apenas un vestigio de lo que fue un poblado con casi 3.000 habitantes que contó con escuela, juzgado y puerto propio para comerciar directamente con naciones transoceánicas.
Esas particularidades lo convierten en un lugar ideal para la práctica del turismo de naturaleza e histórico cultural, valor del cual son conscientes los lugareños que se han encargado de diseñar un proyecto y buscar financiamiento. Se trata pues, de un buen ejemplo a seguir, puesto que las comunidades locales deberían ser decididas a la hora de buscar mecanismos para mejorar y hacer conocer sus atractivos. La acción de los privados, lo que incluye no solo a empresas sino a grupos de vecinos y organizaciones locales, es fundamental como herramienta dinamizadora del turismo.