Locales | 04 Mar Los grupos de estudiantes del Instituto Tecnológico Superior de Paysandú (ITSP), que resultaron ganadores de la pasada Feria Nacional de Clubes de Ciencia, participarán de la Feria Internacional de Ciencia e Ingeniería Intel-ISEF 2012, que se realizará en Pittsburgh, Pennsylvania (Estados Unidos), del 13 al 18 de mayo.
El club “S.H.I. Designs”, integrado por Richard Garré, Matías Galimberti, Alfredo Causa y Sergio Capillera como orientador, trabajó durante cinco meses en el proyecto “Chair-Tec”, una silla de ruedas controlada por la voz. Se trata de una silla de ruedas común, modificada con motores y con un sistema direccional que a través de una computadora a bordo permite captar señales de voz y transformarla en una función.
Mientras que el club “Proyectos Mode”, integrado por Emiliano Díaz, Maximiliano Sellanes, Oscar Ledesma y Darío Ceriani, hizo lo propio en el proyecto “Aprestamiento digital”, creando un software dirigido a niños preescolares. El programa busca que el usuario adquiera una sólida base en la caligrafía, reconocimiento y escritura de los números.
Sin embargo, ambos grupos no tienen asegurada la participación de todos sus integrantes en el feria internacional pues el premio obtenido cubre pasajes y gastos (hotel, comida, transporte) para el orientador y dos integrantes por cada grupo. Es por ello que los grupos están abocados a reunir los fondos necesarios para que todos los jóvenes estudiantes puedan participar de esta experiencia, procurando el apoyo económico tanto del sector privado como público.
La silla de rueda
La iniciativa para crear una silla de ruedas controlada por voz surgió de lo que observaron: en Guichón, una joven cuadripléjica iba desde su casa al lugar de estudios por la ruta, en una silla controlada por el sistema común. Fue así que surgió “Chair-Tec”. Los jóvenes comenzaron trabajando con donaciones de los profesores, padres de los alumnos involucrados en el proyecto y a medida que finalizaba su construcción, solicitaron apoyo a comerciantes del medio y allegados.
El orientador del grupo, Sergio Capillera, destacó la dedicación de los alumnos y la carga horaria del equipo, al que se sumaron otros docentes y amigos con el apoyo del ITSP. Recordó que la primera silla obtenida en donación provino del Instituto Canadá de Rehabilitación, una institución que se mostró interesada desde el inicio. La construcción continuó con el reciclaje de los materiales utilizados, desde los motores quitados al chasis de un viejo BMW abandonado, pasando por la placa madre que fue obtenida de una computadora obsequiada por el ITSP, o el tapizado símil cuero ofrecido por un particular hasta el asiento que surgió de los almohadones de la abuela de Richard. Todos colaboraron “para mostrar a las personas que nada es imposible y aunque sea difícil se puede lograr”, dijo convencido.
Trabajaron desde las 8 hasta las 0 hora, sin fines de semana, donde además debieron investigar en aspectos electrónicos y crear una empresa ficticia para llevar adelante aspectos administrativos como una de las exigencias vitales, si bien algunos son estudiantes de Informática. Los estudiantes mantienen en el recuerdo a Ofelia Franchini, recientemente fallecida, quien fue la primera persona que se interesó en el proyecto y quiso obtener una silla.
El mensaje final de este grupo es que todavía hay jóvenes interesados en proyectos de la comunidad, solo falta el aval y las facilidades que no encuentran en un Estado burocrático y que cada vez exige mayores trámites. Aunque solo falte un papel, se detiene toda la iniciativa. Con esas trabas han tenido que luchar siendo tan jóvenes, pero esos avatares hacen madurar y mantener en alto los ideales por los cuales un día comenzaron a trabajar.