Opinion | 05 Mar Con el crecimiento del consumo eléctrico en Uruguay, el abastecimiento energético requiere de respuestas que permitan generar una potencia de respaldo que nos ponga a cubierto de avatares, en un país en el que las inversiones en represas hidroeléctricas están prácticamente agotadas por la propia naturaleza, y hay pocas opciones para acometer.
Y más allá de los desechos forestales, el viento y el sol como propulsores en proyectos incipientes o ya en marcha, existen otras alternativas, como es el caso de la explotación de la basura que hasta ahora la tenemos solo como liberadora de gas metano contaminante a la atmósfera, en lugar de aprovecharla para producir energía.
En Europa, sobre todo en Alemania, existen desde hace décadas generadores domésticos y locales para producir gas en establecimientos como granjas y tambos, a efectos de aprovechar la descomposición de excrementos y otros desechos animales, lo que permite a la vez reducir la demanda eléctrica para calefacción y otros requerimientos.
No es ningún descubrimiento que de la descomposición de la basura se genera gas metano, que se utiliza para impulsar a su vez generadores eléctricos para una potencia que permite abastecer ciudades enteras, e incluso en Paysandú, la Intendencia Departamental ha recibido planteos de empresarios dispuestos a invertir en emprendimientos de estas características en el vertedero, lo que permitiría atacar también la disposición de los residuos.
Es limitada la capacidad de maniobra de un gobierno municipal en cuanto a ofrecer atractivos adicionales para estos emprendimientos, más allá de facilitar el acceso a la materia prima y alguna exoneración de carácter municipal, entre otros aspectos menores. El gran catalizador de estas inversiones debe ser el gobierno nacional, que cuenta con herramientas a su alcance para promover este tipo de inversiones, principalmente a través de exoneraciones impositivas.
Recientemente una delegación de varias intendencias y del gobierno nacional viajó a Italia para explorar la posible colaboración de una empresa de ese país en un emprendimiento regional para la explotación energética de la basura, y es de esperar que de este contacto surja un proyecto concreto que pueda marcar el rumbo para seguir trabajando en esta línea, en la que debería embarcarse también nuestro departamento.