Paysandú, Sábado 10 de Marzo de 2012
Locales | 08 Mar “Fue imponente y nunca había visto en mis 50 años algo igual, con cañadas y arroyos desbordados de manera única”, señaló a EL TELEGRAFO, el productor Gustavo Boffano, que en la madrugada de este miércoles soportó 170 milímetros caídos entre las 4 y 8 horas, en su predio ubicado en el kilómetro 122 de ruta 26, precedidos por una tormenta eléctrica que les dejó sin energía y todos los electrodomésticos quemados en la casa.
“A las 4 de la mañana se vino una tormenta impresionante y comenzó a llover como nunca, recién paró cerca de las 8.30”, dijo el productor. “Cuando aclaró fuimos a ver el medidor y marcaba 170, lo cual presentíamos porque todo estaba crecido, algo que nunca habíamos visto”.
Los dichos de Boffano fueron corroborados por Carlos Artía, quien temprano en la víspera cruzó por frente y sintetizó lo visto con una frase muy clara: “si Gustavo sacaba el pie de la casa a las 7 de la mañana, seguro se mojaba todo porque no se veía el pasto de tanta agua acumulada en el frente de su casa”.
De todas maneras, la cantidad de agua caída en esas pocas horas, es un simple hecho anec- dótico ante lo que sucedió esa madrugada. “Cayó un rayo en la entrada de la corriente eléctrica y nos rompió el contador de UTE, quemó el tablero de la casa, el teléfono, voló la batería y nos quemó todo lo que teníamos enchufado en la casa”.
“Ahora tengo que esperar que vengan los técnicos de UTE para que me indiquen que materiales se deben comprar para restablecer la energía eléctrica en casa. A eso debo sumarle que hay que comprar muchas otras cosas para la casa porque se quemó todo”.
Boffano se comunicó ayer vía celular con algunos amigos en otras zonas y le informaron que prácticamente no había llovido, por lo que estima que “todo fue en esta zona”. Precisamente un relevamiento de EL TELEGRAFO, con productores de diferentes localidades, indica que en El Eucalipto fueron 66 milímetros, en Capilla del Carmen, a 7 kilómetros de Merinos 50, Paso del Parque 25, Buricayupí 14, El Atalaya 10, colonia José Batlle y Ordoñez y Zeballos 8.
En el caso de El Eucalipto, Fernando Ventura sostuvo que “en la noche del martes estábamos cenando y por momentos era de día por la gran cantidad de relámpagos; incluso, un rayo nos mató dos vacas en el establecimiento”. Agregó que “a pesar de que está todo crecido, sabemos que algunos kilómetros más adelante por la 26 llovió más del doble que en casa”.
insólita
“La creciente es insólita”, reflexionaba Boffano en tanto apreciaba en el momento de la entrevista el desborde que el agua ocasionaba en un arroyo cercano.
Recordó que en el verano “ligamos bien con las lluvias, cuando en gran parte del departamento la sequía se hizo sentir. En febrero superamos los 240 milímetros en unos pocos días y ahora con esto estamos por encima de todas las expectativas”.
“A pesar de que pasamos un verano tranquilo, ahora con estas lluvias es increíble como repuntaron los campos”, dijo el productor. “A esto debemos sumarle que los cultivos que había en la zona, a principios de febrero estaban embromados y ahora están espectaculares”.
Sin clases
La tormenta y la inusual crecida de las cañadas y arroyos, también impidió el normal desarrollo de las clases en Guarapirú. “Me contaba un vecino”, explica Boffano, que “las maestras que vinieron en el ómnibus de la madrugada para dar clases en la escuela de esa localidad, no pudieron llegar porque las trancó la primera cañada y tuvieron que volverse para atrás”.
Dos mundos
A Carlos Artía la experiencia de veranos muy irregulares, le permitió entender lo que realmente pasaba este miércoles. “Salí a las 6 de la mañana del campo ubicado en Zeballos (unos 10 kilómetros del mojón 82 de ruta 26), ya que habían llovido unos 6 milímetros y me dirigí al campo de El Atalaya en Cuchilla San José. Pero cuando llegaba a El Eucalipto, en el kilómetro 100 de ruta 26, vi que era imponente el agua que había caído”.
“De ahí en más comencé a transitar con mucha dificultad, y al llegar a San Carlos, el puesto de Los Molles, tuve que detenerme en el embarcadero porque ya no se podía manejar más, por el agua y la tormenta eléctrica”. Recuerda que “nunca” le había pasado que “en el bajo antes de llegar al kilómetro 117, el agua pasaba por encima de la ruta, y cuando llegué al 122 de lo de Boffano no podía creer, porque era un río que le rodeaba la casa. A medida que se acercaba a la entrada del kilómetro 134, comenzó a mermar el agua y llovió alrededor de 90 milímetros. Y cuando llegué a casa apenas fueron 10”. Aclaró que desde su casa a lo de Boffano hay alrededor de 25 kilómetros en línea recta. “Es algo increíble que cambie tanto la situación en tan escasa distancia”.
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