Paysandú, Domingo 11 de Marzo de 2012
Opinion | 05 Mar Las cifras de comercio exterior de nuestro país en febrero confirmaron las previsiones en cuanto al efecto de las trabas argentinas sobre los productos que les vendemos, y es así que en el segundo mes del año las exportaciones hacia ese mercado cayeron un 46,4 por ciento respecto al mismo mes del año anterior, en tanto los servicios también seguirían este camino.
Es que la última barrera al comercio que dispuso el gobierno argentino empezó a regir el 1º de febrero, tratándose de la solicitud de las declaraciones juradas anticipadas de importación (DJAID), es decir que los importadores argentinos deben seguir una serie de engorrosos trámites y enfrentar presiones para ver qué es lo que pueden importar y cuánto, a criterio de las autoridades de gobierno del vecino país.
Según un informe del Instituto Uruguay Siglo XXI, los productos en mayor riesgo de afectarse en su ingreso a la Argentina son partes y accesorios para vehículos, tractores, hilos, cables y demás conductores, papel higiénico y similares, al punto que el presidente de la Unión de Exportadores del Uruguay, Alejandro Bzurovski, dijo que las medidas del gobierno de Cristina Fernández “están teniendo efecto, están consiguiendo que les exportemos menos”.
Aseguró además que en los primeros quince a veinte días de febrero “estuvo todo trancado”, y en algunos rubros Uruguay no pudo exportar nada durante el mes.
El propio vicepresidente de la República, Danilo Astori, si bien por un lado consideró que pese a estas trabas, nuestro país debe seguir apostando a la profesionalidad y el diálogo para intentar mejorar la relación comercial y superar las trabas evitando los obstáculos, coincidió con el presidente José Mujica en que “una parte fundamental de la estrategia es que Uruguay comience a buscar nuevos caminos para profundizar su inserción internacional fuera de la región”.
El punto es que la búsqueda de este tipo de alternativas debería ser un escenario permanente para Uruguay y no la consecuencia directa de que se nos cierren las puertas en el país vecino, como lo hemos señalado en reiteradas oportunidades desde estas páginas, porque el ciclo proteccionista en el Mercosur se reitera y cuando las cosas van bien, nos olvidamos del daño que sistemáticamente nos provocan los grandes socios cada vez que tienen dificultades, y sin ningún miramiento.
Cabe recordar que en su momento también se registró una situación similar con Brasil, en que gran parte de nuestros exportadores estaban jugados a ese mercado y con la maxidevaluación del real, en 1999, numerosas empresas se quedaron sin mercados y debieron cerrar sus puertas o reconvertirse en medio de un mar de dificultades, con secuela de desempleo y pérdidas económicas que fueron la antesala de la crisis de 2002.
El drama argentino se debe a que el modelo económico adoptado por los Kirchner está demostrando una vez más que es insostenible, y por ello el gobierno está limitando las importaciones desde todos los mercados, mediante prácticas proteccionistas para tratar de evitar el desbarranco, algo que también ha probado ser ineficaz cada vez que se hizo. Además, estas medidas no solo son cuestionadas desde sus socios del Mercosur, sino que también ya ha dado lugar a un planteo de la Unión Europea que ha sido trasladado incluso al bloque regional sudamericano. Y aunque los problemas argentinos no tienen nada que ver con nuestra economía, sino que son consecuencia de la reiteración de errores en su conducción económica que se arrastra desde hace muchos años, no debemos dejar arrastrarnos y por el contrario debemos despegarnos, por cuanto precisamente nuestros intereses son abiertamente opuestos: mientras ellos se cierran al mundo nosotros, como país pequeño, debemos abrirnos y explorar nuevos mercados.
Pero también es verdad que ante este planteo retrógrado de nuestros vecinos en lo que refiere al intercambio comercial, queda de relieve una vez más que el Mercosur no está respondiendo a las expectativas generadas para el Uruguay. Es hora, ante la situación planteada con uno de los socios grandes, de que tal como señalara hace pocas horas el presidente José Mujica, se busque “patear hacia otra cancha” el eje de nuestro intercambio comercial, porque sería de tontos seguir poniendo la otra mejilla cuando Argentina sigue jugando “su” partido, sin tener en cuenta para nada los perjuicios a terceros.
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