Paysandú, Lunes 12 de Marzo de 2012
Locales | 06 Mar No existen sustanciales discrepancias acerca de que, en general, la educación primaria, secundaria y pre universitaria, requiere importante mejoramiento, y que sin olvidar que las dificultades económicas y familiares han contribuido al atraso para progresar en los cursos, y también para incidir en el grado de deserción que existe, gran parte de tales problemas derivan de otras circunstancias que han generado tal necesidad de mejoramiento.
Por ello las autoridades de gobierno, y los partidos políticos con representación parlamentaria, en fecha reciente celebraron un acuerdo que tiene por objeto procurar que las respectivas autoridades afronten el estudio que conduzca a poner en marcha importantes mejoras en materia tan trascendente para el progreso nacional.
El propósito de la presente columna no es analizar el contenido concreto de dicho acuerdo, que sólo ve como paso inicial, sino la forma severa en que sectores de docentes lo han recibido y calificado.
Como se dice arriba, la necesidad de implantar medidas tendientes a generar que la educación logre un grado importante de mejoramiento es sin duda grande. Por tanto, lo que se desea es que todos quienes, en alguna forma, puedan tener cierta incidencia en la marcha y en el progreso de los grandes asuntos nacionales, y fundamentalmente en la educación, tengan la posibilidad de colaborar y de pugnar para lograrlo. Y ese esfuerzo, que obviamente compromete a las autoridades de gobierno, a los legisladores, a los partidos políticos, no puede prescindir de su participación, y obviamente, por ser indispensable, el de quienes en el ámbito de la enseñanza están en primer plano, o sea los docentes.
En consecuencia, lo primero a destacar es que el acuerdo celebrado fue necesario porque cualquier planteamiento relativo a la educación ha sido, desde que se formula, rechazado por los docentes, lo cual traba desde el inicio toda eventualidad de acuerdo constructivo.
En segundo lugar se debe señalar que, en concepto de quien escribe, tal acuerdo ha sido, en esencia, el punto de partida de un intento que no se pretende imponer, sino lograr sobre la base, como corresponde, de una muy amplia consideración, o discusión, que después de analizar los diferentes puntos de vista, coincidentes unos, discrepantes otros, signifique arribar a fórmulas que sean progresos, admitidos por todos, o mayoritariamente.
En apoyo de tal punto de vista es pertinente señalar que en el funcionamiento de los órganos de gobierno, como sin ninguna duda lo son los consejos directivos de los entes de enseñanza, las respectivas decisiones son adoptadas por quienes integran sus consejos directivos, porque en sustancia ejercen función administrativa, la cual, en general, no corresponde que sea ejercida por quienes sólo tienen especialidad técnica; ello es así precisamente por lo dicho antes, al señalarse que la función de dirección de un organismo es sustancialmente administrativa y muy compleja, lo que significa que quien es técnico en la materia básica del organismo (verbigracia, un médico en Salud Pública, un docente en la enseñanza) para llegar a ser su director debe, complementariamente, tener también formación para la dirección administrativa.
Por lo que emerge de los desarrollos que preceden se expresa con gran sinceridad que han incurrido en actitud errónea los docentes que, en fecha reciente, en la Asamblea General de Delegados de la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes) rechazaron en su totalidad el acuerdo multipartidario firmado con intervención de los partidos políticos, sustancialmente cuando, en lugar de intentar la mejor forma de controvertir los distintos criterios que están enfrentados, es su preocupación “definir cuál es el mejor momento para poner en marcha una serie de medidas”. Ello no contribuye a que se pueda alcanzar la mejor solución de conflicto tan importante, justo cuando comienzan los cursos, pues la emisión de conceptos tan descalificantes olvida inexplicablemente el siguiente consejo: lo que resulta más eficaz cuando se disiente o controvierte es hacerlo sólo con razones, con explicación de los fundamentos sustanciales, pero no con adjetivos tendientes a descalificar al contendor o a su tesis. Y ello es así máxime cuando quienes actúan son docentes, los cuales deben enseñar también con sus habituales actitudes y expresiones.
Por ello se descuenta que, dada la jerarquía de quienes integran los sectores comprendidos en tan importante controversia, orienten sus actitudes a buscar fórmulas tendientes a solucionar tan importante conflicto, con máximo esfuerzo para no agravarlo.
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