Paysandú, Martes 13 de Marzo de 2012
Opinion | 09 Mar En las últimas horas fue inaugurado oficialmente el nuevo edificio del Instituto Nacional de Logística (Inalog), el cual fue creado por una ley votada en el Parlamento en 2010, con la particularidad de que constituye un ámbito de trabajo de actores del sector público y privado dedicados a la logística con el objetivo de promover, desarrollar y asesorar al Poder Ejecutivo en esta materia y a informar a los agentes.
Si bien hay una considerable distancia en el tiempo entre la aprobación de la ley y la puesta en marcha del instituto, que cuenta ahora con dependencias adecuadas para su trabajo, es positivo que se haya logrado la coincidencia de actores de los ámbitos estatales y privados para trabajar por el mismo objetivo de un Uruguay logístico.
Además de la inauguración de las oficinas se efectuó en la oportunidad el lanzamiento del denominado Uruguay Hub Logístico, es decir un centro dedicado a este rubro, como se conoce en la terminología internacional, con la intención de potenciar a nuestro país en los servicios logísticos, teniendo en cuenta que el Uruguay tiene una ubicación estratégica como puerta de entrada al subcontinente y a la vez de salida para una serie de producciones a partir fundamentalmente de los puertos de Montevideo y Nueva Palmira, por mencionar una de las facetas más conocidas del enlace marítimo-fluvial para producciones primarias de la región.
Debe entenderse la logística como una coordinación de instrumentos y venta de servicios que permite el acceso más rápido y económico posible desde los centros de producción a los puntos de destino, y de la conjunción de estos factores depende el mayor o menor éxito de esta apuesta que muchas veces hace la diferencia entre la concreción y el fracaso de los negocios de comercio internacional, teniendo en cuenta su incidencia decisiva en la competitividad de los productos involucrados.
De ahí que la abstracción del término logística no se compadece con la importancia que ha adquirido sobre todo para países como Uruguay, que vende servicios de logística a la región todavía en forma incipiente, pero que está en condiciones de potenciar sus instrumentos considerablemente, a partir de su ubicación como punto neurálgico de la Hidrovía Paraguay-Paraná- Uruguay, pese a los problemas que nos ha endosado la Argentina por su renuencia al dragado del canal de Martín García para contar con un mayor calado en Nueva Palmira.
El ministro de Transporte y Obras Públicas, Enrique Pintado, mencionó en la oportunidad de esta inauguración que el Inalog conlleva la coordinación de todos los actores vinculados, ya sea público como privado, y que esto significa “la actuación sinérgica por parte de un Uruguay que por si fuera poco, ha acordado entre sus partidos, sus cámaras empresariales y su central sindical que quiere tener un destino de centro regional de distribución de mercaderías y personas que permita que éstas vengan a la región y viceversa”.
Debe tenerse presente que el instituto es una persona pública de derecho privado con integración de privados y públicos, contando con la participación del MTOP, el Ministerio de Economía y Finanzas, la Dirección Nacional de Aduanas, además de la Administración Nacional de Puertos y el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Y siendo la logística, por definición, como un puente entre la producción y el mercado, no puede extrañar que los operadores tengan puesto el acento en atacar los cuellos de botella que nos condicionan, para lo que debería ser un buen instrumento la recientemente aprobada Ley de Participación Público Privada (PPP).
Debe tenerse presente que la apuesta de nuestro país al desarrollo de la venta de productos logísticos requiere sensibles inversiones en infraestructura, sobre todo en lo que refiere al transporte multimodal e incorporación de tecnología, si además consideramos que la región deberá en los próximos años cubrir las necesidades crecientes de un mundo que cada vez necesita más alimentos y sigue presionando los recursos naturales.
Y cuando hablamos de infraestructura imprescindible para el desarrollo es impensable dejar todo en manos del Estado, sino que es fundamental promover una interacción bien aceitada entre los actores público y privado en todos sus aspectos, particularmente en el transporte, en el entendido de que la incorporación de infraestructura es un aspecto sustancial a la hora de la instrumentación de la Ley de Participación Público Privada, como herramienta removedora para un área clave como la logística.
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