Paysandú, Miércoles 14 de Marzo de 2012
Locales | 14 Mar Con un acto inicialmente previsto en plaza Constitución, pero luego trasladado a la Dirección de Cultura debido al mal estado del tiempo, se rindió homenaje al general Leandro Gómez al conmemorarse en la víspera 201 años de su natalicio.
El acto contó con la participación de escolares de varios centros, entre ellos la Escuela 94 “General Leandro Gómez”, cuya alumna Julieta Apratto recitó un poema de Aníbal Sampayo, que resalta la figura del héroe.
La parte oratoria estuvo a cargo de José Rivero Horta, integrante de la Comisión Departamental de Patrimonio, quien recordó la figura de Leandro Gómez a través de las palabras pronunciadas por el sargento mayor Rafael Hernández, defensor de Paysandú y hermano del autor del Martín Fierro, el 2 de enero de 1884 cuando los restos de Gómez fueran depositados en el panteón en Montevideo, 19 años después de su muerte. “Son palabras propias de la época, grandilocuentes y románticas. No las he querido cambiar para que su esencia no sea violada”, dijo Rivero Horta al dar lectura al discurso pronunciado en el siglo XIX por Hernández.
“La Patria de los Treinta y Tres contiene páginas luminosas escritas con el sacrificio de sus mártires, en las que las generaciones venideras hallarán fuente perpetua de esos recuerdos y de esas inspiraciones que dignifican las sociedades, engrandecen las naciones y empujan la humanidad a sus destinos. Las que grabó el héroe que hoy honramos, en las débiles trincheras de Paysandú, será sin duda una de las más hermosas de América. Allí el sentimiento del honor militar, de la dignidad e independencia nacional dominaba sobre la pasión del partido, que en su alma sublime sólo era una palpitación sagrada de amor a la patria”.
“Leandro Gómez seguía la bandera de un partido que, a su entender, sintetizaba la aspiración suprema de sus conciudadanos. Pero su ideal de patria no se encerraba en límites tangibles. Se estacionaba en la limpidez de su cielo, en la majestad de su océano, en el verdor de sus prados, en la frescura de sus bosques, en la elegancia de sus florecientes ciudades. Amaba el sol que enardecía su sangre, la brisa que refrescara sus sienes, a las armonías que arrullaron su cuna; el paisaje encantador que por todas partes le rodeara. Pero más anchos horizontes abarcaba su mirada. Más dilatados pensamientos dominaban en su alma, vaciada en un molde de espartano”, decía Hernández.
“Idealizaba la patria como entidad gloriosa, formada por insignes personalidades que de ella surgieron desde su nacimiento. Conjunto armónico de sus libertadores, de sus sabios, sus artistas y poetas, sus apóstoles y mártires (…). Valor indómito, voluntad férrea, integridad, palabra de verdad, corazón apasionado y brazo heroico. Y bien, señores: yo he querido sólo trazar los rasgos característicos del guerrero a quien traté íntimamente en sus últimos tres años y del cual conservo viva su imagen en la mente, y mantengo inalterables sus palabras en el corazón”, agregaba el defensor.
Luego de realizar esa lectura, José Rivero Horta reflexionó que esas eran palabras de “un compañero, un amigo, de un héroe” como el mismo Leandro Gómez. Palabras de alguien “que no era sanducero sino argentino”.
NO FUE UN PROBLEMA
DE PARTIDOS
“Es que la soberanía oriental fue defendida por todos, que quede bien claro, no fue un problema de partidos. Paysandú, la heroica fue defendida por blancos y colorados, en sus filas se encontraban argentinos y también brasileños. Aquí no se peleaba por ansias de poder, se peleaba por la legalidad, por la soberanía nacional, por la independencia, por la autodeterminación de los pueblos y la dignidad”, agregó.
“Paysandú nos ha demostrado que cuando se juntan todos, cuando se dejan las cosas pequeñas por un fin superior, se puede”, afirmó Rivero. “De sus tres defensas, la de 1811 personificada en Francisco Bicudo y la China María; la de 1846 en Felipe Argentó, y la última en la persona de Leandro Gómez, esta ciudad quedó en ruinas pero de esas ruinas siempre logró salir más pujante, más hermosa, más fuerte”.
“¿Y por qué entonces no nos comprometemos todos hoy a hacer lo mismo?”, preguntó Rivero. “Necesitamos lo que nos dijo Hernández de Leandro Gómez: valor indómito, voluntad férrea, integridad, palabra de verdad, corazón apasionado y brazo heroico. ¿Es que no tenemos eso? Cuando la dificultad de los desafíos nos invite a rendirnos, acordémonos de la frase de Leandro Gómez: ¡Hasta sucumbir!”, concluyó.
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