Opinion | 11 Mar Recientemente, Helen Gurley, quien fuera directora de la revista Cosmopolitan por 32 años, entregó una donación de treinta millones de dólares a las universidades de Columbia y Stanford. Cuando cumplía 90 años, la ex editora de la famosa revista femenina y creadora del gigante periodístico que “Cosmo” es hoy, concretó su donación en memoria de su esposo el fallecido periodista y productor cinematográfico David Brown. Esta donación --considerada la mayor suma de dinero que recibe un centro educativo de Estados Unidos—será destinada a crear un laboratorio de investigación e innovación en medios de comunicación.
“David y yo durante mucho tiempo hemos apoyado y alentado a jóvenes brillantes a seguir sus pasiones y a crear contenidos originales. Un gran contenido necesita tecnología utilizable” dijo Hurley al entregar la fantástica donación.
El instituto funcionará en las dos universidades que recibirán 12 millones de dólares cada una que se destinarán a becas de grado y post grado y a fondos para impulsar ideas innovadoras. Los restantes seis millones se utilizarán para construir un espacio de vanguardia en la Universidad de Columbia que incluirá una sala de redacción de última tecnología.
“El hambriento puede calmar su hambre con un pedazo de pan o unas frutas. Pero el hombre que tiene ganas de saber y no tiene medios sufre una terrible agonía, porque son libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?” (...) “Cuando el escritor ruso Fedor Dostoyesvky estaba prisionero en Siberia pedía a su lejana familia ¡Enviadme libros, muchos libros, para que mi alma no muera!” Este es el fragmento del discurso pronunciado por Federico García Lorca hace más de 81 años en ocasión de inaugurarse una biblioteca pública en Granada, España.
Los hechos que enumeramos sucintamente reafirman una vez más la total vigencia de la actividad periodística, una presencia cada vez más importante de las comunicaciones con una evidente evolución tecnológica y, lamentablemente una marcada carencia en Paysandú y la región.
En efecto, pese a contar con dependencias universitarias públicas y privadas en el medio nuestros estudiantes no pueden acceder a una carrera en Ciencias de la Comunicación. Sólo podemos recordar que se realizaron algunos cursos por iniciativa del hoy casi inexistente Círculo de la Prensa en acuerdo con la Universidad de la República y es posible que próximamente haya alguna otra actividad breve en ese sentido.
Pero no es eso lo que se necesita y para expresarlo mejor esos cursos podrían ser complemento de una Licenciatura en Ciencias de la Comunicación que debería ser dictada íntegramente en nuestra ciudad, o en las cercanías. Concretar esta iniciativa sería --y comencemos por nosotros mismos--, una forma de “pulir” las publicaciones, las audiciones radiales, los programas televisivos que más de una vez son llevados adelante por personas con una gran vocación, una enorme voluntad, un gran esfuerzo, pero con carencias que disminuyen el producto final por desconocimiento y que no existirían si el redactor, el corrector, el conductor, el presentador de noticias, el fotógrafo, el camarógrafo, y todos los otros profesionales hubiesen podido acceder a una formación universitaria completa. Son realmente de maravillarse los excelentes resultados que logran muchos destacados comunicadores que no han recibido más preparación que la Educación Secundaria y algunas indicaciones y consejos de compañeros con más experiencia.
Sin emitir juicios de valor, que no corresponden, debemos establecer claramente que Paysandú y sus medios de comunicación merecen tener la oportunidad de que su personal se prepare profesionalmente para que en el futuro haya aún mejores medios que sirvan a todos los sanduceros y nos muestren mejor hacia fuera.