OPINIONES

Locales | 14 Mar Me creo capacitado para opinar y sugerir junto a la opinión pública, primero porque estamos en democracia y segundo porque soy mecánico con muchos años de experiencia y conozco muy bien a los vehículos y todos los mecanismos de seguridad que poseen. Llevo conduciendo todo tipo de vehículos más de 30 años sin tener infracción alguna y como yo, hay cientos de buenos conductores que deberían de tenerse en cuenta cuando vayan a renovar la licencia de conducir y no poner a todos dentro de la misma bolsa ni medirlos con la misma vara. De acuerdo a como se están dando las cosas respecto al tránsito, no se ve mejora alguna, basta con ver la televisión o los diarios. Todos los días ocurren accidentes leves o fatales, esto quiere decir que algo está fallando o no funciona bien. Creo y debo decir que el intendente habló hace poco de hacer cambios de directores, tendría que empezar por el actual Director de Tránsito que ya ha demostrado una función deficiente, demostrando poca eficacia para tal cargo, el cual no es bien visto por los ciudadanos como el tema de los nuevos inspectores de tránsito, que no dejó muy bien parada a la comuna. Se ha perdido aquel contacto que había entre el conductor y el inspector. Ahora miramos al inspector como si fuera el cuco. En varias ocasiones por tratar de esquivarlos, se cometen infracciones o accidentes como ya ha ocurrido. Esto no tendría que ser así, todo lo contrario. El inspector tendría que ser un instrumento educativo y preventivo, no un ejecutor. Con buena educación vial y con respeto y poniendo buena voluntad inspectiva se lograría más conciencia por parte de los conductores, dialogando y apoyando con ideas sanas y concretas se recuperaría aquello que se ha perdido. La gente miraría las cosas de otra manera. El infractor siempre existió y va a seguir existiendo. Ahí es donde hay que ponerse a trabajar duro, con mucho interés y firmeza, ponerse las pilas bien cargadas y hombro bien afirmado. No amonestar al buen conductor y contribuyente que es el que le da vida a la Intendencia. Si esto se hiciera así, en poco tiempo se verían buenos resultados y la opinión pública sería otra. Estamos a tiempo, aún ahí hay mucho por hacer. De lo contrario, vamos barranca abajo y todo sería inútil y sería un caos total. No traer normas o decretos de otros países que nada tienen que ver con nuestras costumbres o nuestra manera de conducir. Nuestras rutas son distintas, no están hechas para altas velocidades, nuestro suelo es ondulado, hay subidas y bajadas, cunetas, mojones, árboles y muchos caminos vecinales y cruces peligrosos y gran cantidad de curvas peligrosas. Somos un país chico, no debemos copiar al vecino. Tomo como ejemplo a los argentinos que cuando vienen acá, acostumbrados a sus rutas de grandes distancias cometen siniestros graves. No es novedad, todos sabemos que los accidentes más frecuentes son y no cabe duda, por la velocidad y el mal estado de las rutas, calles llenas de pozos. Pongo un ejemplo: en Lucas Píriz y Nº 2, hay una zanja de un metro y medio aproximadamente, por otro tanto de ancho, justo en la esquina. Imagínese si cae un vehículo o algún peatón podría ser fatal. Está ahí para que la vean. Si recorremos la ciudad, estén seguros que encontraremos casos similares. Corremos el riesgo de romper algún amortiguador o quemar alguna lámpara por el golpe. Lomadas mal ubicadas con carteles indicadores mal señalizados, de poca visibilidad y alturas excesivas que ya ha ocurrido con automóviles que quedaron colgados.
Si rompemos el cárter o el tren delantero, ¿a quién le pasamos la factura? Accidentes de motos y ciclistas ya ha ocurrido. Yo no digo que se arreglen en un abrir y cerrar de ojos, pero que se haga de una buena vez para quedar bien ante los ciudadanos contribuyentes.
Tenemos que ponernos las pilas bien cargadas y el hombro bien afirmado, hay tantas cosas para decir que no alcanzaría la página. Yo me pregunto, cuando llegue el momento de elegir ¿qué pasará? Don Pueblo