Paysandú, Lunes 19 de Marzo de 2012

Respuestas ante el proteccionismo

Opinion | 19 Mar Los vientos proteccionistas que se han instalado en la región, principalmente debido a las medidas del gobierno argentino para limitar las importaciones en procura de aumentar su superávit comercial y hacerse de dólares por esta vía, han disparado un escenario de tensiones e incertidumbre que ha tenido como primera víctima manifiesta a las empresas uruguayas que producen para exportar a la Argentina, pero el problema amenaza ser mucho más grave si no se encuentran respuestas desde ya.
Las tensiones quedaron de relieve en las últimas horas en foros vinculados con la Asamblea de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que tiene lugar en Montevideo, donde la “vedette” involuntaria fue el ministro de Economía argentino, Hernán Lorenzino, quien con una postura abiertamente “maradonesca” no solo defendió la política proteccionista de su país, sino que además instó a las demás naciones a que tomaran como ejemplo esta verdad revelada para extraer enseñanzas y así promover --desde esta parte del mundo-- un “nuevo” modelo económico.
Por supuesto, más allá de ser escuchada con atención, la exposición de Lorenzino recibió cero adhesión, y en los corrillos diplomáticos y políticos se expresó no solo asombro sino también malestar por una postura que va a contramano del mundo y que es precisamente la receta contraria a lo que se requiere en momentos de incertidumbre en los mercados internacionales a la luz de la crisis europea.
Jerarcas uruguayos que escucharon a Lorenzino en su discurso ante la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) criticaron en voz baja los conceptos vertidos por el orientador de la política económica de la vecina orilla, quien además se negó a reconocer el efecto negativo de las medidas proteccionistas en los demás países y en cambio los alentó a seguir el camino de argentino.
Su colega uruguayo Fernando Lorenzo, empero, se cuidó muy bien de marcar distancias con la política que aplica Argentina y manifestó a la prensa que el proteccionismo “es la amenaza más importante para las posibilidades de desarrollo de nuestros países”. Sucesivamente, en los discursos de los ministros de Economía de la región en la sede de Aladi quedó en evidencia que las visiones nacionales para enfrentar la crisis aleja las posibilidades reales de integración que todos dicen defender, pero con la particularidad de que de un lado quedó Argentina, prácticamente en soledad, y del otro la mayoría de países de la región, incluido Uruguay.
La canciller de México, Patricia Espinosa, arremetió también contra las prácticas proteccionistas y dijo que esta postura viola los acuerdos, poniendo en entredicho los objetivos de la integración, a la vez de subrayar que el proteccionismo puede ser atractivo en el corto plazo, pero luego minará la competitividad y afectará las inversiones.
A la vez, tuvo razón Lorenzo cuando manifestó --en rueda de prensa al término de las exposiciones-- que “cuanta más distancia haya entre los enfoques que orientan las estrategias de desarrollo de los países de la región, más difícil será que la integración haga un aporte positivo a nuestros países”, y compartimos que señalara en la oportunidad que “nosotros somos una economía abierta, elegimos como estrategia insertarnos en el mundo y toda vez que vemos avances proteccionistas nos preocupa y tenemos que actuar. La labor del gobierno es mitigar los efectos”.
Y precisamente, ante el escenario regional y sobre todo en la relación comercial con los vecinos, los conceptos del ministro de Economía de Argentina indican que el gobierno de Fernández considera el problema causado al Uruguay por medidas proteccionistas como solo un “efecto colateral” que debe ser evaluado en un contexto en el que los otros hacen lo que no deben, porque la política económica argentina está indicando el camino a seguir, por lo que a su juicio son los demás los que deben cambiar y no la orientación del gobierno argentino.
Ello indica, por si había alguna duda, que es poco menos que una pérdida de tiempo apelar a los mecanismos de arbitraje del Mercosur ante las medidas violatorias de los acuerdos por nuestros vecinos, como ha quedado harto demostrado, y que tampoco es una solución ante los hechos consumados el promover políticas “espejo” que no serían tales, desde que Uruguay no tiene un margen de maniobra similar a nuestros vecinos de allende el Plata. Lo que corresponde, además de continuar la negociación bilateral para intentar que se dejen sin efecto algunas de las medidas, lo que seguramente tendrá suerte diversa, es insistir en diversificar mercados y tratar de firmar acuerdos bilaterales con otros países para intentar el ingreso de nuestros productos, lo que sería sí una alternativa válida para el “cepo” que nos han puesto en el Mercosur y que es cada vez más apretado.


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