Escribe el Doctor Rodolfo Canabal

Locales | 20 Mar Como en anteriores comentarios se expresó en esta columna, es notorio que la educación requiere importante mejoramiento, en particular en lo relativo a los cursos primarios, secundarios y preuniversitarios. Fue por ello que las autoridades que ejercen el gobierno nacional, y los partidos políticos con representación parlamentaria, en fecha reciente llegaron a un acuerdo que está orientado a lograr que se pongan en marcha mejoras necesarias en cuestión tan importante para el progreso nacional, las cuales, obviamente, han de requerir el transcurso de un lapso considerable para, en primer término, buscar los indispensables acuerdos para definirlas con la precisión que para su mayor eficacia requieren, y luego para que sean progresivamente aplicadas en los cursos respectivos.
También se expresó que tal acuerdo, en esencia, está orientado a lograr que todos los sectores que en materia tan importante deben incidir con su aporte, procuren lograr sustanciales coincidencias, que culminen con las mejores fórmulas posibles al respecto; a ello se agregó que quienes intervinieron, y finalmente definieron lo que entendieron sustancial acordar, con seguridad consideraron que ningún sector habría de estar excluido cuando se entrara a definir lo esencial de las fórmulas que hagan efectivo el contenido del acuerdo.
No obstante haber tenido alguna intervención, en la etapa de elaboración de tal acuerdo algunos docentes que ejercen cargos directivos o de asesoramiento, las entidades sindicales de docentes, errónea e inexplicablemente en concepto de quien escribe, se sintieron excluidas, y entendieron que correspondía una actitud de enfrentamiento a tal acuerdo, lo cual hasta el presente ha significado un inconveniente importante a la sin duda deseable iniciación de la etapa de definición concreta del mismo. Pero, con seguridad, quienes suscribieron el acuerdo no dudaron acerca de la importante gravitación que en la materia deberán tener dichas entidades, a través de sus representantes, cuando se analicen y concreten las fórmulas que merezcan aprobación. Ello sin duda fue así, porque una cosa es realizar un acuerdo general celebrado en el ámbito gubernamental con representantes de los partidos políticos con representación parlamentaria, y otra, muy distinta, el posterior análisis y discusión de las fórmulas concretas a aprobar relativamente a sus diferentes temas, pues su elaboración es cuestión técnica en la cual deben tener intervención los especialistas, en el caso los docentes.
Pero, además de no intervenir en tareas tendientes a concretar lo esencial que la educación necesita a través de su colaboración, que, se reitera, es indispensable para el aporte y logro de las mejores fórmulas, dichas entidades sindicales han adoptado actitudes que tienden a oponer trabas a la marcha de los cursos ante ciertas situaciones particulares, y también, lamentablemente, han emitido descalificaciones que no contribuyen a lograr lo que es indispensable, vale decir, un ambiente sereno que, al margen de las discrepancias que siempre se generan cuando se analizan asuntos complejos, facilite el logro de fórmulas compartidas que signifiquen que a los diversos sectores lo que más interesa son las soluciones positivas para los temas muy diversos que se deben analizar.
Por ello, con profunda convicción, se entiende que lo que corresponde ante tema tan importante es hacer, por las autoridades, un llamado a la reflexión, a la serenidad, a todos los sectores comprendidos en tan importante asunto, integrantes de sectores gubernamentales, partidos políticos con representación parlamentaria, docentes y representantes de sus entidades sindicales, el cual se descuenta que habrá de ser bien comprendido, y por tanto que ha de contribuir eficazmente para lograr concretar los acuerdos indispensables que la educación nacional requiere, que por todo lo que significan son también indispensables para el progreso nacional.