Opinion | 21 Mar Aunque en cada oportunidad que las autoridades tienen la ocasión --especialmente el intendente Bertil Bentos--, reiteran la demanda de que el aeropuerto internacional “Tydeo Larre Borges” sea de usufructo binacional con Argentina, en la práctica, el tema ha perdido fuerza y quienes impulsaban esa idea en alguna medida han dejado de golpear puerta tras puerta.
No quedan dudas de que se hizo mucho y bueno en defensa de la calidad de internacional de este aeropuerto que sirve no solamente a Paysandú sino a una amplia zona del Norte del país, pues es el principal para taxis aéreos y aviones ejecutivos. Desde allí, muchos empresarios continúan viaje por vía terrestre hacia ciudades o emprendimientos industriales ubicados en las propias zonas de producción.
Más allá que el tema no está en la agenda cotidiana, sí está latente y ante cualquier “amenaza” de que pueda perder su internacionalidad, Paysandú está listo a defender una vez más su rico patrimonio. Probablemente, como suele suceder con temas que se tornan demasiado complejos para el gobierno de turno, se deje el tema sin resolución para que sea el próximo el que tenga que lidiar con él.
Mala cosa sería, empero, para Paysandú y la región uruguayo-argentina, en la medida que su notable ubicación geopolítica no sea aprovechada al máximo. No solo por la denominación que ya tiene (internacional) sino especialmente por la que bien podría ostentar (de usufructo binacional).
El lunes, la realidad cotidiana dio un nuevo espaldarazo a la idea de aeropuerto de usufructo binacional al internacional de Paysandú. Como siempre sucede, de improviso. El veterano de Malvinas Miguel Angel Britez, encontrado un mes atrás en Tacuarembó luego de más de dos décadas --dado como desaparecido primero y muerto después por su propia familia-- debió ser repatriado a su país porque no tenía cobertura médica y el Hospital de Tacuarembó ya no podía tenerlo internado.
Con la asistencia del Consulado Argentino en Paysandú fue trasladado en ambulancia a Paysandú primero y luego a Colón, donde un avión sanitario lo llevó a Corrientes.
Ahora bien, si el aeropuerto de usufructo binacional fuera una realidad, el avión ambulancia simplemente hubiera llegado a la terminal aérea sanducera y sin más trámite, trasladado a Britez a Corrientes, para ser internado y continuar atendiéndolo de sus heridas.
Son estas las cosas tangibles que apoyan la demanda de uruguayos y argentinos para que en la región haya un aeropuerto de usufructo binacional y que sea precisamente el sanducero. En oportunidades así, en que los discursos --a favor y en contra-- quedan relegados y no pueden con el peso de los hechos, es cuando las buenas ideas brillan por sí solas. La buena idea de que el aeropuerto sanducero sea de usufructo binacional.