Nacionales | 26 Mar Mientras el canciller argentino Héctor Timerman aseguró recientemente que Argentina ha “importado como nunca”, empresarios de la región están presionando a los respectivos gobiernos para que reclamen ante la presidenta Cristina Fernández por las medidas proteccionistas.
Sin embargo, las autoridades uruguayas han optado por bajar el perfil al tema y negociar “en voz baja” con Argentina. Igualmente, en el gobierno uruguayo existe confianza en obtener resultados antes de fin de mes, pero el sector privado recuerda que lograr un comercio fluido será la meta mínima si se tiene en cuenta que hoy Argentina le vende a Uruguay en una proporción de tres a uno.
La semana anterior el presidente José Mujica y varios de sus ministros, entre ellos Fernando Lorenzo (Economía), Luis Almagro (Relaciones Exteriores) y Roberto Kreimerman (Industria) afirmaron en distintas ocasiones que Uruguay continuará defendiendo al Mercosur como plataforma de lanzamiento. Los jerarcas explicaron la situación planteada en reuniones con empresarios de todas las cámaras y con el Pit-Cnt, e incluso a todos los actores privados les solicitaron “alinear el discurso” y “defender a los negociadores oficiales”, según fuentes privadas consultadas por El Observador.
Mujica, al inaugurar la Asamblea de Gobernadores del BID, mencionó que uno de los caminos es “tener cuotas” y en ese caso se les dirá a los industriales que “ese es el parámetro que tienen” para poder vender al socio del Mercosur. En tanto que Lorenzo señaló a Canal 4 que el gobierno “no tiene derecho a dejar de pelear por el buen funcionamiento del Mercosur. Y cuando hay un apartamiento a las disciplinas acordadas, tenemos que pelear más”.
En otros países de la región también se están dando planteos similares. Así, los empresarios de Paraguay ya reclamaron a su gobierno que interceda con Argentina por las trabas al comercio, y el ministro de Industria de Brasil, Fernando Pimentel, anunció que en las próximas semanas se volverán a discutir “las trabas” comerciales.
El escenario, lejos de mejorar, se mantiene en los mismos términos, y es así que en los últimos meses la administración de Cristina Fernández profundizó el mecanismo de licencias no automáticas a las importaciones, estableció controles de cambio y la obligación de presentar declaraciones anticipadas de importación para concretar compras al exterior. Pimentel también habló de buscar fórmulas para ayudar a Argentina con sus dificultades y consideró “normal que haya problemas” cuando se trata de un “volumen de intercambio tan intenso”, según reportó la agencia de noticias EFE. El ministro afirmó que Brasil “defenderá” a su industria de desequilibrios en los mercados globales, pero admitió que la competitividad también depende de un urgente proceso de modernización. Esos apoyos oficiales los enmarcó en un plan de estímulo a las exportaciones, anunciado la semana anterior que destinará unos 1.000 millones de dólares a diversos sectores, con especial énfasis en la modernización tecnológica.
De acuerdo a datos de la Confederación Nacional de Industrias (CNI) de Brasil, las exportaciones hacia Argentina cayeron 22 por ciento en los dos primeros meses de este año, y según la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp), la afectación de las exportaciones por licencias trancadas afectó al 50 por ciento de las operaciones de febrero.
La situación inquieta al presidente de la Fiesp, Paulo Skaf, quien anunció que pretende viajar en los próximos días a Buenos Aires para discutir el asunto con autoridades del gobierno y de los gremios empresariales. “Estamos muy preocupados con esta situación y vamos a continuar negociando para encontrar una solución buena para ambos lados”, dijo. Skaf admitió que “Argentina es un país vecino y un importante socio comercial”, pero subrayó que “no se puede aceptar que la industria brasileña sea perjudicada por medidas unilaterales”.