Paysandú, Sábado 31 de Marzo de 2012
Opinion | 26 Mar Está en vigencia desde enero el decreto que modifica la reglamentación de la ley de promoción y protección de inversiones que regía desde 2007, tras una espera de seis meses de la sanción. La normativa establece exenciones fiscales adicionales a usuarios de parques industriales y a pequeñas y medianas empresas (pymes), pero las empresas que se han postulado hasta marzo pueden hacer uso del régimen anterior si lo consideran conveniente.
De acuerdo a lo señalado por el Poder Ejecutivo, el objetivo es adecuar las exigencias sobre las actividades externas a las que se comprometen las empresas beneficiarias, “eliminando indicadores de difícil control, incorporando el concepto de calidad de empleo, redefiniendo los indicadores de descentralización y de incremento de las exportaciones, ampliando el concepto de innovación, considerando las exportaciones directas generadas por los productores agropecuarios e incorporando indicadores sectoriales”.
Los usuarios de parques industriales están en condiciones de aumentar en un 15 por ciento el puntaje total de exoneración fiscal obtenido en la matriz de indicadores que aplicará para puntuar cada proyecto, lo que a juicio de la Cámara de Industrias es muy positivo cuando hay problemas importantes de competitividad por la baja del dólar y suba de impuestos y las trabas que deben enfrentarse en el comercio regional.
Las pymes que presenten proyectos de inversión por hasta 3,5 millones de unidades indexadas (aproximadamente 8,13 millones de pesos), podrán optar entre obtener un porcentaje adicional de exoneración del Impuesto a la Renta de las Actividades Económicas (IRAE), o aplicar un régimen simplificado de evaluación.
Es positivo que se evalúe permanentemente el escenario a efectos de dar pasos para simplificar trámites, especialmente para los emprendimientos que recién comienzan a funcionar, teniendo sobre todo presente que las firmas de menor volumen de capital son las que tienen más dificultades para encarar trámites, los que por lo general son burocráticos y engorrosos, lo que se agrega al aspecto positivo de que el régimen habilita exenciones al Impuesto al Patrimonio, tasas y tributos de importación e Impuesto al Valor Agregado.
La coyuntura económica favorable del país, que todavía se mantiene pese a la incertidumbre internacional, sin duda alienta las inversiones, lo que es particularmente importante en el caso de las pequeñas empresas, que suelen tener poca capacidad de previsión por falta de capital y que cuando existen mercados promisorios tienen la posibilidad de arriesgar una ampliación o modernización de sus emprendimientos. Sin embargo, pesa el condicionamiento que implica el generar un retorno más o menos inmediato de la inversión ante su escaso respaldo económico-financiero.
La contraparte se presenta durante los períodos de incertidumbre, cuando es tradicional que se registre un ciclo de marcada prudencia en las inversiones, teniendo en cuenta que el sentido común aconseja abstenerse a la hora de optar por decisiones de riesgo cuando prácticamente se vive al día, como es el caso de las pequeñas empresas.
Las pymes tienen una gran proyección en la economía del país por ser las mayores proveedoras de empleo en el conjunto del tejido socioeconómico, pero hay aspectos que deben situarse por encima de los avatares y coyunturas y que deben contribuir a la sustentabilidad de los emprendimientos.
En este contexto debe evaluarse la oportunidad de la iniciativa sancionada por el Poder Ejecutivo a principios de año, aunque en toda circunstancia debe valorarse un aporte de estas características, y precisamente es positivo que la inversión comprendida en el régimen de beneficios fiscales incluya la adquisición de bienes destinados a integrar el activo fijo o intangible de la empresa, como los vehículos utilitarios, la incorporación de mejoras fijas, entre otros, que deberán mantenerse durante su vida útil o diez años si ésta es mayor, lo que encaja en el contexto de los objetivos que guían el conjunto de exoneraciones y estímulos destinados a las Pymes.
Igualmente, estas exenciones adicionales distan todavía de ser instrumentos revulsivos para estos emprendimientos y no significa que los problemas se vayan a terminar por esta causa, desde que se mantienen los condicionamientos, las restricciones y las carencias en el soporte en una infinidad de áreas para las pequeñas empresas.
De todas formas, siempre estamos ante aportes valiosos, teniendo en cuenta el hecho de que estamos en un proceso, que como tal involucra una gradualidad, y que las respuestas están llegando, pese a los plazos excesivos y a que no siempre colmen legítimas expectativas de los destinatarios.
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